Editor’s Choice #17
«Nací en Hoboken. Soy estadounidense. La fotografía es mi pasión, la búsqueda de la verdad mi obsesión» Alfred Stieglitz
Esta frase escrita como prólogo a una exposición que realizó Alfred Stieglitz en 1921 ya define en gran parte el concepto que se tenía a finales del siglo XIX y principios del XX referente al arte de la fotografía en Europa y en Estados Unidos.
En el viejo continente se consideraba un arte menor, para aquellos que no sabían pintar y ampliamente influído por la pintura. Los retratos fotográficos y las escenas de paisajes en Europa eran copias exactas de los cuadros que se pintaban entonces. Mientras, en la última década del siglo XIX, en Estados Unidos la explosión de la construcción, la maquinaria y la ingenieria reportaron un auge de las nuevas técnicas de fotografiar. Se estaba construyendo un país nuevo y había que documentarlo. El carácter y el espíritu emprendedor y arriesgado de un inmigrante europeo que llega a América se traslada al arte. Hombres como Frank Eugene, Clarence H. White o Edward Steichen daran un impulso a la fotografía de las ciudades en el nuevo contiente y Edward S. Curtis o Adam Clark Vroman al documentalismo de las tribus indígenas como modus vivandi en harmonía con la naturaleza.
Y así como Alfred Stieglitz se dedicó a fotografiar los cambios que experimentaba la ciudad de Nueva York mirando siempre hacia arriba cómo crecían los rascacielos, Jacob Riis bajó la vista y descubrió un mundo paralelo que convivía con el crecimiento desmedido del capitalismo. Básicamente, el crecimiento de Estados Unidos debía llevar otras consecuencias, nefastas para la población. Quedó reflejado en el libro que publicó en 1890 y que tituló ‘Como vive la otra mitad’, diecisiete fotografías que muestran las desigualdades sociales de la ciudad de Nueva York.
El descubrimiento de la piedra filosofal de la fotografía como medio de denuncia de las condiciones laborales y de vida que llevaban muchos inmigrantes europeos que llegaban a América en busca de un presente mejor, repercutió en las clases sociales dominantes y les hizo tomar conciencia que ese otro mundo también existía y que no era suficiente girar la cara para mirar hacia otro lado. En 1877 ya se había publicado en Londres ‘Street Life in London’ donde John Thomson muestra retratos de pobres que malviven en las calles pero con un distanciamiento que no crea empatía. En Estados Unidos, el trabajo de Riis marcará la transición entre la filantropía victoriana y la lucha contra las desigualdades sociales.
Cuando Jacob August Riis (1849-1914) viajó con 21 años a Estados Unidos solamente con 40$ en su bolsillo y los conocimientos de carpintería que había aprendido en su Dinamarca natal, poco podía imaginar que se convertiría en el primer fotoperiodista que gracias a su trabajo conseguiría cambiar la política de la vivienda de Nueva York. Incapaz de encontrar un trabajo estable, trabajó como peón, herrero, albañil, carpintero y vendedor, y experimentó los peores aspectos del urbanismo americano – el delito, la enfermedad, la mugre – en las viviendas de bajo alquiler y casas de alojamiento en condiciones de insalubridad, en callejones sucios y oscuros y que, el más afortudado, podía disponer de cuatro maderas mal puestas que la servían de casa.
En 1874 se unió al South Brooklyn News, periódico que apoyaba descaradamente al partido demócrata hasta que llegaron las elecciones y lo despidieron. Decidió comprarlo haciendo él mismo de redactor, editor, distribuidor y buscador de anuncios. Se dedicó a sacar temas de corruptelas políticas locales y duplicó ventas. En 1877, después de vender el South Brooklyn News, casarse en Ribe, su pueblo natal y volver a América consiguió un trabajo como reportero policial del New York Tribune, cubriendo algunos de los distritos dominados por el crimen de la ciudad, un trabajo que le llevaría a la fama y una amistad con el gobernador de la ciudad Theodore Roosevelt (1899-1901) y futuro presidente de Estados Unidos (1901- 1909). A fuerza de multiplicar sus conferencias, exposiciones y publicar artículos dió a conocer las condiciones en que vivían famílias enteras. Registra un bloque de vecinos con 1.324 inmigrantes italianos que viven en un total de 132 habitaciones. en una habitación encontró a cinco familias, 20 personas, con dos camas entre ellos. un tercio de toda la población de la ciudad – cerca de 1,2 millones – vive en 43,000 casas de vecindad como estas, sin agua corriente y alrededor del 40 por ciento de ellos tenía tuberculosis.
Riis no era fotógrafo sino que iba aprendiendo a medida que disparaba. Nunca tuvo en cuenta ni los encuadres ni la luz ni si aparecían personajes que desvirtuaban la imagen. La utilización del flash de magnesio le permitió echar luz en callejones y escenas que pasaban totalmente desapercibidas por la sociedad.
Quien desee más información le animo a leerse el excelente libro ‘Las dos mitades de Jacob Riis – Un estudio comparativo de su obra literaria y fotográfica’ de Rebeca Romero Escrivá, un proyecto de investigación que presentó como tesis doctoral.
1 Comment
Me ha gustado mucho tu artículo y que recuperes nombres míticos. En un momento como el actual, con la problemática sobre la vivienda que tenemos en España, es importante tener estos referentes en la memoria. Y hacer como él y denunciar las situaciones invisibles de nuestras calles.
Gracias.