Con las campanadas de Año Nuevo, Pedro J. Ramírez, ex director de El Mundo, desveló algunos secretos de su nuevo proyecto, El Español. No han dejado de sucederse un conjunto de informaciones alrededor de este nuevo medio de comunicación que quiere ser todo un referente para el nuevo periodismo. Si fuéramos Pedro J.Ramírez, ¿qué haríamos con El Español? Ahí van algunos recomendaciones desde nuestro pequeño blog:
1. Ideario
Defínese El Español como proyecto liberal. Pues que lo sea en todas las consecuencias. Entre la herencia Luis de Bonafoux, Andrés Borrego y Mariano José de Larra hay suficientes referencias como para dejar de pensar en nacionalismos periféricos y hablar más de voluntades plurales y, sobre todo, de periodismo por encima de todo.
2. Juventud y experiencia
La mezcla entre el bagaje, la experiencia y el olfato de los periodistas veteranos con las nuevas hornadas de periodistas puede ser una combinación potente si se sabe mezclar en medida, mesura e inteligencia.
3. Innovación
Sólo se consigue si se puede trabajar a dos velocidades: al ritmo de la actualidad y, por otro lado, al ritmo de la investigación y el desarrollo. Hay que buscar la capacidad y la paciencia para encontrar nuevos formatos trabajados y madurados entre periodistas y programadores.
4. Periódico móvil
El Español «será tuitero». Bien. El Español debe ser palmípedo. Es decir, debe concretar una estrategia digital basada en los dispositivos móviles y tablets. No basta en tener un diseño responsive o poner botones de redes sociales. Hay que buscar la complicidad del lector con una oferta potencialmente mobile. Las redes sociales son el referal para un contenido adaptable y nativo.
5. Vocación universal
Cuando lo español se convierte en universal quiere decir latino. Es decir, hay que sobrepasar la mentalidad de un medio que se construye desde Madrid para construir un medio que se produce y se lee en la capital española, Buenos Aires o Los Angeles. Esta vocación significa quizás perder peso político para ganarlo a nivel de apoyo social.
6. Sí hace falta papel
«Aprovechemos la tecnología para evolucionar el periodismo en papel», dice Ramírez. Lo comparto. Ahora bien, dejemos que nuestra audiencia pueda elegir entre diferentes productos. No descartemos el papel para producir un formato magazine al estilo de Tinta Libre o La Vanguardia Dossier. No es romanticismo por el papel, sólo un punto de apoyo más.
7. Periodismo de servicios
Decía Andrés Borrego, «vino El Español y trató de cosas que no habían sido tocadas por los periódicos sus predecesores; se ocupó de hacienda, de estadística, de industria, de comercio, de música, de bibliografía, cuando no existía ningún periódico que se dedicara a estas materias». Borrego explica algo básico: dieron sentido de servicio al panoramana informativo del siglo XIX. Los contenidos en el siglo XXI no tienen que ser puramente informativos. Hay que potenciar el periodismo de servicios y hacer el nuevo medio un lugar útil de consulta.
8. Ciudadano informado
El ciudadano se defiende en la medida que somos capaces de darles pistas y motivos para entender la sociedad en la que viven. No los defendamos; sólo necesitan herramientas. Si además aprovechamos que son capaces de producir contenidos estaremos haciendo camino junto a la audiencia. Citando a Larra: «El pueblo no es verdaderamente libre mientras que la libertad no esté arraigada en sus costumbres e identificada con ellas». La libertad se consigue educando y haciendo ciudadanos capaces.
9. Complicidades
Se pueden compartir valores, ideologías o coincidir en puntos de vista. Es necesario, no obstante, potenciar la vinculación con los «compañeros de viaje» a través de eventos, cursos o conferencias. Lo que pregonamos en el ámbito 2.0 tiene que venir respaldado en la vida real. Proyectos como Diari Ara o Crític empezaron recorriendo territorio para buscar las complicidades necesarias. Se hace camino al andar.