Gabriel Casas, exponente de la Nueva Visión entre 1929 y 1939

Editor’s Choice #47

Un profesor mío de fotografía nos contó una vez que los movimientos artísticos que tuvieron lugar entre 1910 y 1930, difílmente volverán a repetirse. Futurismo, constructivismo, surrealismo, dadaísmo, purismo, Bauhaus y Nueva Objetividad se desarrollaron en un espacio de tiempo tant apretado que se superponían, se influenciaban, se retroalimentaban y explotaban en toda su capacidad conceptual al servicio del arte. Algunos dirán que fue por el consumo de estupefacientes que los artistas consumían. Me inclino más por un cruce de caminos internacional donde confluyeron maestros como Rodtschenko (Rusia), Moholy-Nagy (Alemania), Berenice Abbott(EEUU), Man Ray (Francia), Edward Steichen (EEUU), Otto Umbehr alias Umbo (Alemania) o Brassaï (Hungría-Francia).

 

Si nos centramos en el movimiento fotográfico surgido de la Bauhaus (escuela de arquitectura, arte y diseño, 1919-1934), la Nueva Visión (Neues Sehen o Neue Optik), destacaremos los encuadres desde puntos de vista muy exagerados como los picados (hacia abajo, basicamente transeúntes en la calle) y contrapicados (hacia arriba, la altura de los edificios empeza a ser de vértigo) o los experimentos de luces y sombras que en ocasiones producían grandes áreas oscuras en la foto, el uso de varias fotografías para formar solamente una con los fotomontajes o si se buscaba algo más surrealista, los collages mediante recortes de varias fotos. Los temas que más se tocan son el crecimiento urbanístico de las ciudades (gracias al futurismo) las máquinas y la industrialización y una incipiente perspectiva nueva de deformación del cuerpo humano. La Bauhaus duró poco. El ascenso del nazismo mató la creatividad, la arquitectura, el arte y muchos tuvieron que exiliarse como Moholy-Nagy. ¿Donde aprendió Gabriel Casas esta Nueva Visión?

Como tantos otros fotógrafos olvidados por pertenecer al lado perdedor de la Guerra Civil, relegados al ostracismo durante décadas, Gabriel Casas imprimió un estilo de hacer fotografías en España que solamente la Bauhaus mostró. Ahora, una exposición en el Museu Nacional d’Art de Catalunya (MNAC) hasta el 30 de agosto le hace justicia. El periodo que abarca la exposición es la de máximo esplendor de un referente de la fotografía en nuestro país, desde 1929, cuando empieza a publicar las fotos en diarios y revistas y se inagura la Exposición Universal del 29 donde es fotógrafo oficial, hasta el final de la Guerra Civil cuando es procesado por colaboracionista con la Generalitat de Catalunya.

La exposición se divide en cuatro ámbitos: Registros – Nueva Visión – Fotografía Social – Retratos, con el nexo común de esta visión particular que tiene Casas al realizar sus fotos. Ya en sus primeras fotos publicadas en diarios y revistas, en el espacio de Registros, utiliza el picado para los actos puramente oficiales, los obreros que están trabajando en la construcción (contrapicados) o actos deportivos (punto de vista desde el suelo). En el apartado de la Nueva Visión, encargos de carteles publicitarios mediante fotomontajes o la industrialización y maquinaria como trenes y barcos. En el espacio de la Fotografía Social, los vagabundos durmiendo en la calle al más puro estilo de Jacob Riis (Editor’s Choice #17) o los interiores de pisos en el barrio chino de Barcelona con familias pobres. Y en el apartado de Retratos quedé impresionado por la imagen en contrapicado de cuatro chinos subiendo una escalera (¿donde los encontró? ¿quienes eran? ¿cómo accedieron a retratarse?) o retratos de Pau Casals con un piano o el dibujante Opisso trabajando en su mesa.

Gabriel Casas no lo sabía pero estaba cimentando la base del fotoperiodismo cuando consigue que la fotografía deje de ilustrar los textos de un periódico y se convierta en notícia.

 

En 1939 confía los negativos a sus cuñadas que lo guardan en un sitio demasiado húmedo y se destruyen en parte. En 1942 se le procesó por colaboracionista con el bando republicano a 12 años de prisión de los que cumple 2. Esto le afecta profundamente y entre 1945 y 1970 trabaja por encargos para Uralita, el Gremi de Rajolers y otras empresas. Muere en 1973 en Barcelona.