Lo reconozco, me apasiona Twitter por encima de mis posibilidades. Me parece un buen escaparate para mis creaciones, pero valoro aún más un aspecto: su carácter colaborativo. De este modo, este fin de semana gracias a un graznido de Marco Carroggio he descubierto ‘Rituales, placeres y política de cooperación’, el libro de Richard Sennett, sociólogo estadounidense adscrito a la corriente filosófica del pragmatismo. Sennet es profesor emérito de Sociología en la London School of Economics, profesor adjunto de Sociología en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y profesor de Humanidades en la Universidad de Nueva York.
En la era de las redes sociales, los canales unidireccionales son cosa del pasado y poco a poco asistimos a un escenario nuevo en el que empresas y trabajadores deberán adecuarse. De la misma forma que en el mundo del periodismo, el papel de la audiencia va ganando peso e interés, en las organizaciones empresariales debemos asistir a un gestión más colaborativa de la comunicación interna. Los valores del nuevo siglo no se encuentran en la acumulación de la información sino en la distribución inteligente de la misma. La bunkerización de la comunicación interna convierte a las organizaciones en inestables y impermeables a los inputs externos.
Sennett bien lo recuerda a través de sus palabras con algunas perlas como estas resumidas en este brillante artículo:
- El aprendizaje de las habilidades para el diálogo es crucial para mejorar la calidad de la vida social
- El deseo de comunicar se debilita cuando en el otro lado no hay un deseo real de escuchar
- La capacidad del dialéctico consiste en captar el posible punto de encuentro
Desde el punto de la estrategia comunicativa -lo fundamental y lo que muchas veces no es tan evidente- hay cuatro valores fundamentales: la cooperación, la colaboración, la cocreación y, por si fuera poco y obvio, la comunicación como eje estructural. No podemos comunicar de forma adecuada si la comunicación interna no funciona y no promovemos los canales para que los bytes de información fluyan.
Una vez en un clase de periodismo me preguntaron cómo se aplicaba el sentido común al mundo de la comunicación. La respuesta seguramente está en lo sugiere de forma extensa Sennett y lo que afirmó una vez Albert Einstein: “Decir las cosas del modo más simple posible, pero no más simple de lo posible”.