David Hidalgo, director Periodístico de OjoPúblico. Es autor del libro “Sombras de un rescate”, sobre la última acción armada del grupo terrorista MRTA. En 2006 ganó el premio nacional de Derechos Humanos y Periodismo. Becario del Edward R. Murrow Program for Journalists del Departamento de Estado de EE.UU. Integró el equipo peruano ganador de los Data Journalism Awards 2015. Por su parte, Fabiola Torres López, editora de Análisis de Datos de OjoPúblico. Periodista de investigación especializada en temas de salud, poder corporativo y gestión pública. Miembro del Investigative Reporters and Editors (IRE). Fue becaria de la Fundación Kiplinger de la U. de Ohio, y de la Global Investigative Journalism Network (GIJN). Integró el equipo peruano ganador de los Data Journalism Awards 2015. Ambos acabar de publicar ‘La navaja suiza del reportero. Herramientas de investigación en la era de los datos masivos’. Hablamos con Hidalgo y Torres sobre este interesante libro para periodistas.
¿Cómo surgió la idea de hacer el libro?
El libro parte de una reflexión permanente acerca de nuestro propio aprendizaje: estamos en un momento de la historia en que la tecnología ya no solo ayuda sino que obliga a renovar las prácticas del periodismo tradicional con una nueva dinámica enfocada en el rigor y la innovación. Hace dos años, cuatro reporteros y un hacker fundamos Ojo Público con la idea de tener un medio digital dispuesto a explorar los nuevos recursos y las narrativas digitales para contar mejores historias. En el camino descubrimos, muchas veces por la antigua metodología del ensayo y error, que más que nuevas herramientas, lo que necesitábamos era un cambio de mentalidad para entender las nuevas posibilidades del periodismo. Recibimos la ayuda generosa de muchos tecnólogos y periodistas avanzados que nos mostraron el camino. La idea del libro era retribuir ese apoyo, abrir el conocimiento para que otros reporteros eviten nuestros errores y aprendan de nuestros hallazgos.
«La idea del libro era retribuir ese apoyo, abrir el conocimiento para que otros reporteros eviten nuestros errores y aprendan de nuestros hallazgos»
En los nuevos tiempos del periodismo, ¿la investigación pasa inexorablemente por analizar datos?
Esa es una práctica de siempre: la naturaleza misma del periodismo es la búsqueda de información de interés público. La diferencia está en las nuevas estrategias, metodologías y procesos. Uno de esos fenómenos, pero no el único, son las filtraciones masivas de información. Estamos hablando de un manejo de datos a una escala hasta hace poco desconocida. David Leigh, ex editor de investigaciones de The Guardian que investigó el caso Wikileaks, dijo de esa experiencia: “Fue como encontrar pequeñas pepitas de oro en medio de una montaña de datos”. El trabajo en equipo de reporteros y hackers para explorar esos volúmenes de información supone un cambio radical en el sentido de las investigaciones: si antes un reportero investigativo buscaba el caso singular como síntoma de un problema mayor, ahora somos capaces de reconstruir e interpretar procesos complejos. Esto ha tenido un impacto decisivo con resultados que van desde el descubrimiento de casos nacionales de corrupción hasta investigaciones globales a partir de filtraciones como los Offshore Leaks, los Luxemburgo Leaks o los Panama Papers, que implicó un volumen 2 mil veces mayor que Wikileaks. Ahora, hay que precisar: más que un desafío técnico, estamos ante un cambio en la naturaleza de la profesión. En lugar de un receptor o perseguidor de información, el periodista de hoy es arquitecto de una realidad digital que tiene varias dimensiones a considerar: seguridad electrónica para evitar los ataques externos, la escala masiva de los datos, el ámbito global de las investigaciones, y la complejidad narrativa que supone contar una historia que, por decir un caso, implica a personajes poderosos en más de 70 países.
Hablando de datos, ¿no podemos caer en la tentación de cocinarlos e interpretarlos para nuestro gusto?
Los reporteros que trabajamos con bases de datos masivos hemos aprendido a construir nuevas preguntas y establecer nuevos tipos de hipótesis para buscar patrones, tendencias, fenómenos ahora identificables. El revés de esta realidad es que debemos estar alertas a otra clase de ruido, como los falsos positivos, es decir información aparentemente cierta, que en realidad sugiere algo distinto a lo que ocurre en la realidad. Un caso evidente es lo que ocurrió cuando un equipo del Washington Post investigó una serie de remates realizada por la oficina de impuestos a casas cuyos propietarios no habían podido pagar o que pagaron a destiempo. Lo que empezó como un tema de morosidad financiera se reveló pronto como un drama social: muchos propietarios eran adultos mayores que no podían salir al banco para pagar porque estaban enfermos o que por problemas de memoria olvidaban hacer los pagos. Lo que estaba ocurriendo era un abuso sobre personas vulnerables. El logro periodístico fue detectar ese abuso a partir de números fríos. Lo mismo pasó en una de nuestras investigaciones con datos masivos, sobre el sector privado de la salud. La data oficial incluía un porcentaje sobre el factor de riesgo, que contenía números bajos. Parecía un indicador positivo, hasta que descubrimos que esos números bajos en realidad se referían a las posibilidades de recibir buena atención. Es diferente que te digan: “En esta clínica tienes 10% de posibilidades de ser bien atendido” que “en esta clínica tienes 90% de posibilidades de sufrir una negligencia médica”. Las autoridades estaban mirando la data al revés, con evidente beneficio para las clínicas privadas y en perjuicio de los pacientes. Hay que saber leer los números.
«Los reporteros que trabajamos con bases de datos masivos hemos aprendido a construir nuevas preguntas y establecer nuevos tipos de hipótesis para buscar patrones, tendencias, fenómenos ahora identificables»
En las recientes revelaciones sobre los Panama Papers se ha criticado por ejemplo que se destapara este gran scoop con determinados nombres en vez de estos. ¿Aquí no estamos dejando que la subjetividad del criterio periodístico mande sobre la objetividad de los datos?
El impacto de los Panama Papers ha sido de tal magnitud que si bien ha remecido el mundo con revelaciones sísmicas para el sistema económico y político en distintas latitudes, también ha generado una percepción equivocada. La trascendencia de esta filtración no es la lista de nombres y los consiguientes escándalos que puede desatar. El verdadero sentido de los Panama Papers está que se trata de la mayor revelación de la historia contemporánea sobre las profundidades del sistema mundial, un mundo opaco al que ni siquiera las autoridades judiciales de ningún país podían acceder.
A raíz de sus revelaciones, y en particular en el caso peruano, hemos descubierto una serie de fenómenos derivados: cómo se reinventan las mafias del pasado para explotar los márgenes de la ley con fines ilícitos, cómo el sistema facilita que el crimen organizado desarrolle estructuras corporativas para esconder sus ingresos, e incluso como gente exitosa, con historiales limpios, se dejan tentar por los aparentes beneficios del oscuro sistema offshore. Hasta ahora no se ha publicado ni la tercera parte de la información, pero lo que hemos publicado es lo que hemos hallado relevante, factible de investigar y probar. Nuestro trabajo no ha sido difundir documentos filtrados, sino reconstruir hechos, documentar actividades y establecer esquemas que, sin llegar a ser delitos, revelan lo pernicioso de los paraísos fiscales para la economía global y para los estados. El criterio ha sido siempre el interés público de cada revelación.
Entre los ejemplos que destacáis en el libro, se constata que en cada caso se destapan más documentos. ¿Hay límite en el procesamiento de datos?
El mejor ejemplo de lo contrario debe ser el experimento de Google que permitió predecir la propagación de la gripe en Estados Unidos mediante el análisis de los datos generados por millones de búsquedas sobre los síntomas. Mientras el gobierno estadounidense hacía proyecciones con dos semanas de atraso, Google lo hacía en tiempo real. Y eso fue en el 2008. Los periodistas hemos visto una revolución semejante con los Panama Papers, que terminaron de desmontar todas las previsiones imaginables. La tecnología ha convertido las limitaciones individuales en accidentes menores: ahora estamos en la era de la redacción global, donde cientos de periodistas pueden aportar desde distintos países y realidades a una gran historia sin siquiera conocerse. El ciberespacio ya no es un lugar sino una cultura, con nuevas herramientas que facilitan nuevos esquemas probatorios con enfoque temporal o espacial ilimitado.
«El impacto de los Panama Papers ha sido de tal magnitud que si bien ha remecido el mundo con revelaciones sísmicas para el sistema económico y político en distintas latitudes»
¿Cómo se debería armar un departamento de periodismo de datos en un periódico?
Cuando organizamos OjoPúblico, tomamos como referentes las formas de trabajo de los equipos de datos consolidados y exitosos como The Guardian, Propublica y La Nación de Argentina. Un factor clave en esas redacciones es que periodistas y tecnólogos trabajan juntos en un mismo ambiente porque la dinámica para generar historias basadas en datos masivos requiere proximidad. Es como estar en una cocina, con todos los ingredientes y las recetas. El reporteo investigativo, como la cocina, es un arte de percepción y de buen pulso. Y eso solo se desarrolla en la mesa de trabajo. Nosotros trabajamos con dos ingenieros en computación integrados en la redacción y en permanente diálogo con nuestros reporteros. Un departamento de periodismo de datos completo pueden integrarlo también un diseñador y personas de distintas disciplinas técnicas, como matemáticos y especialistas en Estadística, pero todo depende de las posibilidades del medio y de la visión de sus equipos. Nosotros somos una sala de redacción aun pequeña de ocho periodistas y dos tecnólogos, pero hemos hecho grandes proyectos y estamos siempre elevando el grado de dificultad de nuestros próximos desafíos.
«El reporteo investigativo, como la cocina, es un arte de percepción y de buen pulso»
¿De qué forma estáis trabajando el periodismo de investigación en Ojo Público?
OjoPúblico es un laboratorio de innovación para el periodismo de investigación. Quiere decir que a las técnicas periodísticas tradicionales agregamos herramientas digitales que nos permitan elevar el rigor de la investigación y nos brinden soluciones para explorar nuevas narrativas. Somos un medio que mira lo que otros no están mirando: los abusos del poder estatal y corporativo, el crimen organizado transnacional, la corrupción en todas sus formas y las amenazas al medio ambiente y los derechos humanos. En base a esas líneas de trabajo, hemos desarrollado una serie de aplicaciones, herramientas y plataformas que ahora forman la primera sección de News Apps en un medio de comunicación del Perú. entre ellas están Cuidados Intensivos, un banco de datos que permite conocer a cualquier persona los perfiles investigados de más de nueve mil servicios de salud privados, sesenta mil médicos y una veintena de empresas aseguradoras; y más recientemente Fondos de Papel, una radiografía interactiva de los aportes de las tres campañas electorales realizadas en la última década en el Perú. Los hallazgos de las bases de datos se complementan con un trabajo de reportería muy intenso. Estamos poniendo todo lo aprendido en nuestra experiencia previa y en la actual.
¿Perú se ha convertido en un motor del periodismo de datos?
Creemos que desde hace dos años el panorama periodístico en el Perú se ha dinamizado con el ingreso de nuevos medios independientes, de características más parecidas a las startups que a las de medios tradicionales. Medios como OjoPúblico, Convoca o IDL Reporteros somos organizaciones pequeñas, pero con equipos de periodistas altamente calificados y métodos de investigación dinámicos. El rasgo esencial, que marca la diferencia incluso con experiencias parecidas en otras partes del mundo, es que somos medios que desde el inicio nos hemos enfocado en el contenido de investigación de impacto realizado con apoyo de recursos digitales. Todo esto ocurre en un contexto en que varios de los medios tradicionales más importantes han cerrado sus unidades de investigación y restringido sus recursos para afrontar una crisis de ingresos. Aunque el trabajo con bases de datos y la dinámica que requiere todavía es un tema pendiente en la industria periodística en Perú, vemos que ya hay iniciativas en varios periódicos y esperamos que ese proceso se mantenga y sea irreversible.