Editor’s Choice # 71
En un esfuerzo expositivo sin precedentes en la ciudad de Barcelona, la Fundación Foto Colectania y el CCCB se han unido en la realización de la muestra »Fenómeno Fotolibro» (hasta el 25/06 en Foto Colectania y hasta el 27/08 en el CCCB) conjuntamente para explicar el auge de la edición de los fotolibros. La fuerza del relato visual que supone contar historias con un hilo argumental es la simbiosis entre el fotógrafo con el escritor, el diseñador y el editor y nos permite experimentar el libro y la fotografia con enfoques diferentes y complementarios. Un fotolibro es diferente de un libro de fotografía ya que en el primero las imágenes componen un relato visual, que se enriquece con textos, que pueden ser extensos o no, o simples notas explicativas que nos ayudan a completar lo que nos muestra la foto. Muchos fotógrafos utilizan este formato para experimentar y la autoedición hace renacer el objeto impreso como oasis de reposo en la época digital donde todo se consume con demasiada velocidad. Pura literatura visual.
La exposición en el CCCB y en Foto Colectania discurre por la colección particular de 57 fotolibros de que dispone el fotógrafo de la agencia Magnum y uno de los nueve comisarios Martin Parr a lo largo de la historia, junto algunos que provienen de otras colecciones, bajo el tema ‘La visión del coleccionista’ como primer capítulo.
‘Fenómeno Fotolibro’ en el CCCB
Desde los primeros libros con fotografías como ‘The book of bread’ de 1903 que cataloga el pan hasta el ‘Until death do us part’ de Thomas Sauvin donde, en un paquete de cigarrillos, muestra las fotos recogidas de un centro de reciclaje a las afueras de Pequín con imágenes de novias en bodas chinas que, según manda la tradición, encienden un cigarrillo para cada comensal masculino que asiste a la boda, pasando por fotolibros emblemáticos de la historia como ‘Death in the making’ de 1938 de Robert Capa con explicaciones de cómo ha vivido el fotógrafo ese momento de la guerra civil española contando las experiencias de la población o ‘Narcotic Photographic Document’ de 1963 de Kazuo Kenmochi que relata el mundo de la droga desde la producción hasta la distribución y su negocio, o ‘Waffenruhe’ (Alto el fuego) de 1987 de Michael Schmidt que muestra con melancolia en una atmósfera invernal el muro de Berlín, o ‘The table of Power’ de 1996 de Jacqueline Hassink, fotolibro de pequeño formato que muestra las mesas de reuniones y salas de juntas vacías de grandes corporaciones donde se toman las decisiones.
Y paralelamente, cinco ámbitos complementan la exposición del CCCB:
1.- La confrontación de los libros de propaganda y protesta donde destacamos ‘Fire in Cairo’ de Matthew Connors sobre la primavera árabe, ‘Maydan, hundred portraits’ de Émeric Lhuisset con una pregunta a los retratados (¿Qué te gustaría que pasase ahora? y ¿Qué crees que pasará?) y ‘The new soldier’ de John Kerry (secretario de estado norteamericano en el primer mandato de Obama) y los veteranos de Vietnam de 1971 para convencer al congreso de EE.UU. de la inutilidad de la guerra. De los fotolibros de propaganda destacamos el del gobierno de Portugal (1934) mostrando las excelencias de la dictadura militar que gobernó el país entre 1932 y 1974 o ‘Italia Imperiale’ de 1937 sobre Benito Mussolini y la idea de como debía ser su país con fotocollages y fotos de ‘Il Duce’.
2.- El segundo apartado relata exclusivamente un fotolibro: ‘Life is Good & Good for You in New York’ de 1956 de William Klein donde el gran escenario es Manhattan y las cosas que ocurren en Nueva York, mostrando las imágenes del libro que supuso un antes y un después en la edición de los fotolibros: fotos grandes, pequeñas, a doble página, redondas, dentro de un collage complejo de lectura difícil, para enseñar la mezcla de cosas de naturaleza distinta.
3.- Los fotolibros japoneses, pioneros en este apartado y los fotolibros surgidos de revistas de fotografía con especial interés en los autoeditados como ‘Another country’ de 1974 de Daido Moriyama, que realizó con una fotocopiadora o los que están grapados.
4.- El comisario Erik Kessels también muestra su colección, aunque sus fotolibros se acercan más a catálogos o libros temáticos con fotografías. Explicaciones de cómo se juega al tenis con modelos desnudas o fotolibros sobre animales son algunas de las rarezas que ha recopilado Kessels que también dispone de un espacio donde muestra los fracasos que pueden surgir de la autoelaboración de un fotolibro.
5.- El último ámbito es el de siete artistas contemporáneos actuales que trabajan básicamente con fotolibros. Destacaremos el trabajo de Jana Romanova sobre la búsqueda de sus familiares en Georgia y Rusia con un fotolibro expuesto sobre una mesa larga o el maravilloso fotolibro de Thomas Sauvin que tiene ventanas como un armario secreto donde debajo aparecen fotografías de personajes de la región de Xian, en China.
Gabriel Cualladó, Álvarez Bravo y Cartier-Bresson en Foto Colectania
El séptimo capítulo de la exposición tiene el mismo peso expositivo que todo lo visto en el CCCB y se engloba dentro del apartado ‘La biblioteca es el museo’ que muestra, en la nueva sede de la Fundación Foto Colectania, los libros que tenían en sus casas tres de los fotógrafos más importantes de la historia de la fotografía: Manuel Álvarez Bravo, Gabriel Cualladó y Henri Cartier-Bresson. La recopilación de los libros de que disponían los tres fotógrafos se confronta con las imágenes que realizaron a lo largo de su vida. Podemos observar como en cada etapa de su vida fotográfica, los libros de literatura en el caso de Cartier-Bresson y los de fotografía en los de Álvarez Bravo y Cualladó ejercieron una influencia que plasmaron en sus fotos. Esta relación añade un interés especial a la exposición al mostrar como el fotógrafo siempre se siente forzado a disparar condicionado por lo que ha visto o leído. Descubrir el trasfondo de las imágenes de Cualladó, Álvarez Bravo o Cartier–Bresson produce en el visitante la áurea necesaria para comprender la relación del fotógrafo con su mundo.
La extensa biblioteca que dispone Foto Colectania complementa magníficamente la exposición y la consulta de libros fundamentales en la comprensión de la fotografía española y catalana se hace imprescindible para conocer de donde proviene este auge del fotolibro.