Vale, de acuerdo. Quizás amemos The Newsroom por encima de sus posibilidades. Quizás Aaron Sorkin nos esté dando una visión demasiado idealizada del periodismo. Aunque el creador y guionista nos esté advirtiendo: «No intento y no soy capaz de enseñar una lección a un periodista profesional. Esa no es mi intención». Quizás nos encontremos con personajes demasiado histriónicos y con diálogos calculados con réplicas casi perfectas. Pero, coño, no está nada mal que Sorkin llegue y nos de un buen zarandeo a los periodistas. ¡Shake, shake!
Crisis de reputación en Rolling Stone
No obstante, muchas veces la realidad supera la ficción. El pasado 19 de noviembre la revista Rolling Stone publicada un estremecedor reportaje escrito por la periodista Sabrina Rubin Erdely sobre una violación en el campus de la Universidad de Virginia. El testimonio de una joven que narró una brutal violación en la Universidad de Virginia tuvo eco internacional. Días después se comprobó que la noticia era falsa. La reputación de Rolling Stone ha quedado tocada tras conocerse que ni la periodista ni la publicación contrastaron la información. Algo similar sucedió en la segunda temporada en The Newsroom cuando la Atlantic Cable News (ACN) -¡ojo! no confundir con l’Agència Catalana de Notícies- hace público la falsa Operación Génova, supuestamente el uso de armamento químico -gas sarín, en concreto- en Pakistán. Y no han sido pocos los usuarios que han visto paralelismos entre el guión de Sorkin y el fallido reportaje de Rolling Stone.
Reminds me of The Newsroom/Operation Genoa. RT @USATODAY: #BREAKING ‘Rolling Stone’ retracts UVA rape story http://t.co/JDRp2Dpfry
— Kristopher K. León (@KrisKLeon) December 5, 2014
Operación Tailwind
Lo menos conocido quizás es que Sorkin, no obstante, se inspiró en un incidente que sucedió en 1998 sobre la llamada Operación Tailwind durante la Guerra de Vietnam. La CNN tuvo que retractarse sobre un documental en la que aseguraba que el ejército de los Estados Unidos usó gas sarín para matar desertores estadounidenses y civiles indefensos durante el período de la guerra vietnamita. Era un documental a la altura de Apocalypse Now, el film de Francis Ford Coppola. Realidad y ficción ante la batalla del share.
La CNN tuvo que retractarse sobre un documental en la que aseguraba que el ejército de los Estados Unidos usó gas sarín para matar desertores estadounidenses y civiles indefensos en Vietnam
Aquí empieza el spoiler de la tercera temporada
Para aquí de leer si no has has visto aún la tercera temporada de The Newsroom, puesto que tocados por la Operación Génova, la actual temporada de la serie se centra en la bajada a los infiernos en los números de audiencia de la ACN. La cadena de televisión está a las puertas de desaparecer o de ser comprada por Ray Pruit, un magnate que quiere convertirla en un nuevo TMZ o un Buzzfeed. Pruit cree que ACN es aburrida y se desmorona en los rankings de audiencias, buscando remontar el vuelo a través del sensacionalismo, el click fácil y un periodismo pendiente del real time y de los contenidos de los usuarios en Vine, Twitter, Facebook o Snapchat.
En 2012, uno de los creadores de Facebook, Chris Hughes, compró la centenaria revista The New Republic. Los estadounideses han observado la total falta de sintonía sobre la estrategia de la publicación entre el nuevo propietario y los veteranos. Además, Hugues quiere reducir sus ediciones impresas de 24 a 10 al año, que New Republic pase a ser una “publicación digital” y trasladar la redacción de Washington a Nueva York. El resultado ha sido la dimisión en masa no sólo del director sino también de más de veinte periodistas. Es lo que los medios norteamericanos como POLITICO han denominado «la implosión de una institución de Washington», plasmándose en un choque entre dos culturas periodísticas, lo que hace años nos atrevimos a denominar Paradigma Lost.
Aunque quizás, el gran pecado de New Republic no haya sido una cuestión de concepto de negocio, sino político. Como apunta Peter Beinart en su artículo en The Atlantic, quizás New Republic no ha encontrado en los últimos años su público, en la polarización de un campo de batalla entre la obamanización de la política y fecundo campo del Tea Party.
Aún hay más paralelismos pero dispuestos a no pisar el final de The Newsroom, avanzamos ante una ficción que no se puede disociar de la realidad. Aunque abucheen a su creador, ¿quién no advierte que los dramas de Rolling Stone o New Republic podrían ser escrito por el mismísimo Aaron Sorkin? Que Edward Snowden nos pille confesados de nuestros pecados periodísticos.
2 Comments
A mi The Newsroom me encanta… a pesar de lo manipuladora que es. El final del episodio dedicado a la congresista Giffords lo he visto seis veces, y me sigue emocionando en cada ocasión. Ese episodio es una declaración de principios desde el primer minuto hasta el último.
Muchas gracias por tu comentario. Efectivamente, The Newsroom es una de mis series favoritas. Creo que se le pueden sacar muchas lecturas y aprendizajes desde el punto de vista periodístico. ¡Un saludo!