El Huracán Helene, un desafío para la verdad
El reciente fenómeno meteorológico ha servido como excusa para alentar la desinformación política y las teorías conspirativas
La desinformación se ha convertido en una herramienta de gran impacto en la política y en la respuesta ante emergencias en Estados Unidos. Dos eventos recientes —las teorías conspirativas sobre el intento de asesinato de Donald Trump y las afirmaciones falsas sobre la respuesta federal al Huracán Helene— revelan cómo las redes sociales y las conexiones interpersonales juegan un papel fundamental en la difusión de estas narrativas. Estos fenómenos no solo afectan la percepción pública, sino que tienen consecuencias tangibles en la recuperación de comunidades y en la configuración del clima político previo a las elecciones presidenciales de 2024.
Redes sociales: fuente de desinformación masiva
Las redes sociales se han consolidado como una plataforma clave para la difusión de teorías conspirativas y noticias falsas. Un estudio académico reciente, que se centró en el intento de asesinato de Donald Trump el 13 de julio de 2024, encontró que estas plataformas son altamente efectivas para exponer a las personas a teorías conspirativas, pero no necesariamente para hacer que las crean. Los investigadores (Katherine Ognyanova, James N. Druckman, Jonathan Schulman, Matthew A. Baum, Roy H. Perlis y David Lazer) observaron que, si bien las redes sociales permiten la rápida propagación de información falsa, las personas son más propensas a creer estas teorías cuando las escuchan de amigos y familiares.
El estudio encuestó a 2,765 personas en los días posteriores al atentado, y descubrió que un 38% había escuchado la teoría de que los demócratas estaban detrás del ataque, mientras que un 50% había oído que el incidente fue una farsa organizada por los republicanos. En términos de creencia, el 12% de los encuestados consideró “muy probable” la teoría que implicaba a los demócratas, y el 11% pensó lo mismo sobre la puesta en escena por parte de los republicanos. Estos datos revelan que, a pesar de la exposición masiva, la creencia depende en gran medida de la conexión interpersonal y de las afinidades políticas de cada individuo.
La crisis de información tras el Huracán Helene
El paso del Huracán Helene a principios de octubre de 2024 dejó una estela de destrucción en los estados de Georgia y Carolina del Norte, pero también desencadenó una oleada de desinformación dirigida a la gestión del desastre por parte de la administración Biden. Figuras políticas y mediáticas, incluido el propio Donald Trump, han utilizado las redes sociales para difundir rumores infundados, como la acusación de que el gobierno federal está desviando fondos de FEMA para destinarlos a la ayuda a inmigrantes en lugar de a las comunidades afectadas.
La administradora de FEMA, Deanne Criswell, dijo que el volumen de desinformación podría obstaculizar las tareas de socorro.
Kerry Giles, portavoz del condado de Rutherford en Carolina del Norte, explicó a CNN que desmentir estos rumores ha consumido recursos valiosos que podrían haberse utilizado en las labores de recuperación. Entre las afirmaciones que las autoridades locales han desmentido se encuentran las acusaciones de que el gobierno está confiscando propiedades en áreas como Chimney Rock Village, o de que existen cadáveres esparcidos por la región como consecuencia del huracán. Sin embargo, la magnitud de la desinformación es tal que, a pesar de los esfuerzos de las autoridades y de medios como Snopes.com, muchas personas siguen compartiendo y creyendo estas mentiras.
El papel de Elon Musk y el impacto de las redes sociales
Elon Musk, propietario de X (anteriormente conocido como Twitter), ha jugado un papel crucial en la amplificación de la desinformación. Bajo su liderazgo, la plataforma ha revertido políticas destinadas a reducir la viralidad de la información falsa, permitiendo que cuentas de teóricos de la conspiración y figuras políticas como Trump tengan un alcance masivo. Esto ha facilitado que rumores y narrativas engañosas se propaguen a una velocidad alarmante, afectando la percepción pública sobre la respuesta del gobierno y sobre las autoridades en general.
La proliferación de imágenes generadas por inteligencia artificial (IA), que pretenden mostrar escenas de devastación en las áreas afectadas por el huracán, ha sido otro componente clave de esta crisis de información. En respuesta, medios locales han tenido que publicar guías sobre cómo identificar imágenes generadas por IA, pero la efectividad de estas acciones es limitada ante la avalancha de contenido falso que circula en plataformas como X y Facebook.
La influencia de las conexiones personales y el sesgo partidista
Tanto en el caso del intento de asesinato de Trump como en la respuesta al Huracán Helene, la desinformación se ve reforzada por las conexiones personales y las inclinaciones políticas de los individuos. El estudio sobre las teorías conspirativas en torno al atentado a Trump revela que, aunque las redes sociales son eficaces para difundir información falsa, no se correlacionan con un aumento en la creencia en estas teorías. En cambio, escuchar estas narrativas de amigos o familiares sí es un factor determinante.
En este contexto, las personas con inclinaciones conspirativas previas y fuertes afinidades políticas tienden a confiar en las narrativas que refuerzan sus creencias. Esto se traduce en una mayor desconfianza hacia las fuentes oficiales y en un rechazo de cualquier intento de corrección. Como señaló el periodista Mike Rothschild, incluso cuando se refutan las mentiras, muchos de quienes las creen simplemente integran las negaciones en sus propias teorías, viéndolas como parte de una conspiración más amplia.
Desafíos para combatir la desinformación y sus implicaciones para las elecciones
La crisis de desinformación en Estados Unidos tiene profundas implicaciones, no solo en la gestión de desastres naturales, sino también en el clima político del país, especialmente con las elecciones presidenciales de 2024 en el horizonte. La polarización y la proliferación de noticias falsas apuntan a un ambiente electoral aún más intenso y conflictivo en las próximas semanas. Columnistas locales, como Billy Ball, han señalado que la desinformación no solo busca dividir a la población, sino también manipular emociones para promover intereses partidistas.
Combatir estas narrativas falsas es un desafío monumental. Los esfuerzos de FEMA y de las autoridades locales para contrarrestar la desinformación se ven limitados por la predisposición de las personas a confiar en su entorno cercano y en las narrativas que refuerzan sus inclinaciones políticas. Además, las plataformas de redes sociales, bajo una dirección que favorece la libertad sin control, continúan siendo un campo fértil para la propagación de estas falsedades.
Un futuro incierto para la verdad y la cohesión social
La desinformación y las teorías conspirativas representan un riesgo significativo para la cohesión social y la gestión eficaz de crisis en Estados Unidos. A medida que se acercan las elecciones, el país enfrenta no solo la polarización política habitual, sino también una crisis de información que amenaza con distorsionar la percepción pública y dividir aún más a la sociedad. Los ejemplos del intento de asesinato de Trump y del Huracán Helene demuestran cómo la combinación de redes sociales, inclinaciones conspirativas y conexiones interpersonales puede tener un impacto devastador en la confianza pública y en la democracia misma.
Tras Helene, apareció el Huracán Milton y en The Atlantic Charlie Warzel escribía esto: «La verdad es que cada vez es más difícil describir hasta qué punto un porcentaje significativo de estadounidenses se han desvinculado de la realidad. Anoche, cuando el huracán Milton azotó el Golfo de México, vi una avalancha de teorías conspirativas y de disparates absolutos que acumularon millones de visitas en Internet. Las publicaciones serían risibles si no fueran tomadas como verdades absolutas por mucha gente» (leer ‘I’m Running Out of Ways to Explain How Bad This Is‘).