El ciberactivismo transmedia y el conflicto en Catalunya

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Cuando el pasado viernes la Audiencia Nacional ordenó a la Guardia Civil que cerrara las páginas de Tsunami Democràtic, algo resonó al antinguo régimen que castiga, que censura y que se agarra a la literalidad de la ley. En contraposición, el ciberactivismo del siglo XXI sobrepasa este tipo de deciones ya que la Red tiene un comportamiento multinodal o distributivo. Un punto de vista totalmente líquido que empapa la sociedad, que va calando y que dinamiza el pensamiento global.

Tras la decisión judicial, rápidamente el movimiento independentista diversificó los contenidos a través de diferentes dispositivos: «Podéis utilizar un VPN, abrirlas mediante Telegram o mediante el navegador Tor”, apuntaba Anonymus Catalonia en su canal de Telegram en los momentos en los que no se podía ver la web ‘prohibida’. Estos días muchos ciudadanos están abrazando la cultura ‘hacker’ aprediendo cómo funciona el navegador Tor, una red virtual privada (VPN) o la aplicación FireChat, como bien dice el Josep Maria Ganyet, etnógrafo digital, en Via Empresa con su artículo ‘El dia que ens vam fer hackers‘:

«El espacio de libertad, de encuentro, de libre expresión y de comunicación que hasta entonces creíamos que era la Red, se convirtió en septiembre y octubre del 2017 en un espacio de cibervigilancia, opresión, censura y represión».

En este presente cada vez más distópico, la plataforma Tsunami democràtic tildó de «censura» el cierre, a la vez que ha asegurado que se ha bloqueado «desde el Estado español gracias a la colaboración de las grandes teleoperadoras».

Pero ojo, la decisión judicial es un buen ejemplo de ‘efecto Streisand‘: fenómeno en el que un intento de censura o encubrimiento de cierta información fracasa o es contraproducente, ya que esta acaba siendo ampliamente divulgada o reconocida, de modo que recibe mayor visibilidad de la que hubiera tenido si no se la hubiese pretendido acallar.

Manuel Ángel Méndez cuenta en El Confidencial por qué la acción judicial «es inútil»: «Tras el cierre del dominio principal Tsunamidemocratic.cat, la organización se ha movilizado rápidamente para redirigir la web a nuevos dominios que ahora mismo están activos. Tsunamidemocratic.eu redirige ahora a otro alternativo, tsunamidemocratic.github.io, desde donde se puede seguir accediendo a toda la información y descargar la ‘app’. Habilitar nuevos dominios es cuestión de minutos, es un juego contra el que no se puede competir«.

De sentencia judicial a sentencia judicial

El lunes, ‘sentención’ contra los líderes independentistas catalanes. Penas de hasta 13 años por las movilizaciones y el referéndum de autodeterminación: ‘El Supremo condena a 13 años de prisión a Junqueras, a 11 años y medio a Forcadell y a 9 a los ‘Jordis’‘.

El curioso modo que tiene la judicatura española y el gobierno central en abordar el conflicto político en Catalunya, ha hecho que la comunidad internacional ponga su foco en lo que sucede en las calles de Barcelona y en otras ciudades catalanas. Y no sólo en las calles. El ciberactivismo catalán entra a examen para los medios internacionales como Wired y otros medios como The Guardian, TechCrunch o Quartz. En ‘Catalonia has created a new kind of online activism. Everyone should pay attention‘, Laurie Clarke dice que «Catalunya ha creado un nuevo tipo de activismo en línea. Todos deberían prestar atención». El artículo de Clarke pone como ejemplo el movimiento Tsunami Democràtic y la movilizaciones a través de la Red.

La pregunta clave: ¿qué es Tsunami Democràtic?

Tsunami Democràtic se define como la «respuesta a la sentencia del Tribunal Supremo». Este movimiento de desobediencia civil no tiene cara visibles o conocidas -a pesar que el entrenador del Manchester City, Pep Guardiola, accedió a hacer un llamamiento internacional en su nombre- pero están consiguiendo movilizar a muchos centenares de personas a favor del movimiento independentista.

El Tsunami concuerda perfectamente en el concepto de ‘red distribuida’ que supera el concepto descentralizado y que David de Ugarte en ‘El poder de las redes’ (ElCobre Ediciones, 2007) tan bien analiza: «En este mundo reticular, con una multiplicidad de agentes que actúan autónomamente, coordinándose espontáneamente en la Red, el conflicto es ‘multicanal’, se da simultáneamente en muchos frentes, y del aparente caos emerge un ‘orden espontáneo’ (el swarming) que resulta letal para los viejos elefantes organizativos. Esta coordinación no requiere en la mayoría de los casos ni siquiera una dirección consicente o una dirección centralizada. Al contrario, la doctrina común es tan importante como la tecnología».

Así pues, nos encontramos ante un paradigma utiliza la tecnología como una potente herramienta para planificar sus movilizaciones. Tsunami dispone de una cuenta de Twitter que en estos momentos supera los 185.000 seguidores, un canal de Telegram -aquí Albert Cuesta analiza las bondades de esta app de mensajería– con más de 310.000 suscriptores y una aplicación para móvil a la que sólo dan acceso completo a personas de confianza. Enrique Pérez en Xataka analiza esta app de forma clara: «Como describen los propios creadores, estamos ante «una plataforma de coordinación de acciones pacíficas de desobediencia civil». Es decir, una aplicación a través de la cual se pueden organizar movilizaciones. Sin embargo, al contrario que la mayoría de aplicaciones, la app de Tsunami no se encuentra disponible para descargar a través de Google Play, la tienda oficial de Android».

Por su parte, Natasha Lomas analiza en TechCrunch cómo la app de Tsunami Democràtic se ha convertido claramente en un símbolo del ciberactivismo que llena de manifestatntes las calles y los aeropuertos de Hong Kong o Barcelona: ‘Catalan separatists have tooled up with a decentralized app for civil disobedience‘.

Protestas en el aeropuerto de Barcelona ante el llamamiento de Tsunami Democràtic

Una enorme gincana gamificada y revolucionaria

La aplicación, con una cuidada línea gráfica, requiere un código QR para activarse. Esta es una medida de seguridad destinada a gestionar la activación por etapas, a través de círculos de confianza de conocidos, para limitar el riesgo de infiltración por parte de las autoridades estatales. Aunque se siente un poco como una táctica de gamificación viral para alentar a las personas a correr la voz y generar publicidad orgánicamente preguntándoles a sus amigos si tienen un código o no. La app está convirtiéndose en algo así como en una gran gincana gamificada a través de los smartphones y con carácter revolucionario. No dista mucho del fenómeno Pokémon Go hace tres años como «fenómeno global«. ¿Y por qué no? Un crossover entre las manis en Barcelona y Pokémon Go. Triple salto mortal.

De hecho, Carlos S. Scolari, profesor de la Universitat Pompeu Fabra y experto en fenómenos transmedia, considera que «no resulta nada fácil teorizar o siquiera reflexionar “en tiempo real” sobre procesos sociales tan evasivos, veloces y caóticos. Pero el esfuerzo es necesario. Sobre todo ahora, cuando los cambios sociales y políticos se hacen “con algoritmos y aplicaciones«.

Scolari en ‘#TsunamiDemocràctic: las nuevas interfaces políticas en la era de Blockchain‘ hace un excelente análisis del Tsunami, emparentádolo con el ciberactivismo del 13M de 2004 o el 15M de 2011: Las protestas contra las mentiras del gobierno Aznar después de la masacre en Madrid o el movimiento de los indignados en plena campaña electoral.

SMS durante los días previos a las elecciones generales en España en 2004

Tsunami Democràtic surge como idea transmedia a través de las palabras expresadas por el presidente d’Òmnium Cultural, Jordi Cuixart, que reclamaba un «tsunami democrático para que se escuchara más a la ciudadania en una sociedad más abierta, transversal, cooperativa y colaborativa». Las acciones surgen en online y offline como respuesta contra la sentencia del Tribunal Supremo y como respuesta a las reivindicaciones políticas en Catalunya.

Y estas idea entronca directamente con en el desarrollo de las tres vías del ciberactivismo que De Ugarte identifica en ‘El poder de las redes’:

1.Discurso. El empoderamiento de los ciudadanos a través de un relato transformador que se construye a partir de microrrelatos de individuos o pequeños grupos. Algo así es lo que está sucediendo en Catalunya desde hace como mínimo una década y que entronca con la narrativa de los activistas antifranquistas. Y a nivel global, con lo que ya hemos visto en las primaveras árabes de principios del siglo XXI.

2.Herramientas. El desarrollo de instrumentos de forma colaborativa que se dispongan de forma libre para el uso y experimentación por parte de los ciudadanos.

3.Visibilidad. Las herramientas, como dice David de Ugarte, «tienen que estar pensadas para que la gente pueda reconocerse». El empoderamiento se hace visible y palpable en la Red y en la calle.

Blockchain y transmedia

Scolari pone el foco: » La filosofía detrás de la forma en la que se organiza Tsunami tiene que ver con la tecnología blockchain. Para explicarlo de forma sencilla, las acciones se preparan como si se tratara de un gran puzzle«. Un gran puzzle transmedia como podemos ver en el esquema de Robert Pratten.

Concepto de Transmedia, por Robert Pratten

El ciberactivismo transmedia que estamos experimentando estos días se entrelaza con la forma de organizarse entre septiembre y octubre de 2017 que custodiaron y pusieron en los colegios electorales 8.000 urnas en el 1 de octubre sin que las fuerzas policiales ni los servicios secretos pudieran descubrirlas. Cadenas de confianza descentralizadas. Eso es cultura blockchain.

En este sentido, Clàudia Rius, jefa de redacción del medio cultural Núvol, expresaba hace unos días un concepto transmedia muy pertinente sobre lo que sucede estos días en Catalunya a través de un hilo muy interesante en Twitter:

  • Videojuegos: simulación de lucha, sensación de poder.
  • Netflix: La Casa de Papel haciendo cantar ‘Bella Ciao’ a todo tipo de adolescentes.
  • Youtube: la fuerza de abajo hacia arriba con Rosalia cómo ejemplo. Trá-trá.
  • Instagram: demostrar que estás presente a través de las stories y los eslóganes.

Y como relato transmedia, el Procés independentista catalán tiene una claro componente fandom, es decir un universo entero de contenidos creados por haters y lovers. La generación de contenidos por parte de los usuarios es enorme, a través de las diferentes noticias que van aparenciendo. En los últimos tiempos es muy normal encontrar referencias no solamente a La Casa de Papel sino también a series como Merlí, Juego de Tronos o Los Vengadores. Pero por otra parte, en el relato se abona a las teorías de la conspiración pero también al humor ácido, negro y corrosivo. Aquí tres ejemplos que hacen referencia a las conexiones entre el 155 y el Caso Gürtel, al uso de Fairy denunciado por los cuerpos policiales durante el 1 de octubre y a un histriónico recopilatorio de bulos sobre las movilizaciones en Barcelona:

En definitiva, el relato transmedia se diversifica: físicamente, de las manifestaciones clásicas, a las concentraciones delante de juzgados, comisarias o plazas; en cuanto a los canales sociales, de Twitter, Instagram a Telegram; sobre los formatos audiovisuales, de los informativos más convencionales a los formatos multipantalla o las plataformas de video on demand, pasando por el feísmo de los vídeos de la calle con la crudeza de las acciones de manifestantes violentos y los agentes de policia antidisturbios; de los mensajes unidireccionales a los relatos polifónicos. De la revolución de las sonrisas comandada por las tietas de Catalunya a la revolución centennial con mayor cabreo y mala leche. Así pues omo decíamos anteriormente: discurso, herramientas, visibilidad. Una serie de acontecimientos que también se pueden ver en redes sociales tan ‘jóvenes’ como TikTok. Ésta, no obsante, no es de momento una revolución tiktokera, si nos fijamos en el número de usuarios que están publicando en esta red social.

Cualquier respuesta para solucionar el conflicto en Catalunya pasa por asumir esta cosmovisión transmedia, nodal y líquida. «La naturaleza de #BeWater de las protestas de Hong Kong —fluida, flexible y veloz— ha adquirido una nueva forma en todo el mundo en Catalunya: como un tsunami», dice Mary Hui en Quartz.

Amigos y amigas, dejen los prejuicios y la ideología en el cajón, Tsunami Democràtic es otra clase magistral del ciberactivismo global que todos a los que nos interesa la comunicación deberíamos atender, estudiar y experimentar con atención. Un ejemplo del mundo transmedia en el que vivimos, queridos y queridas.

«También te veo a ti y son
días idóneos para practicar.
El contraespionaje
por tu ciudad.
Barcelona se disfrazará
de poblado de modernidad.
Los nativos intentaremos
ser más amables»

Contraespionaje – Love of Lesbian