Editor’s Choice #38
Hasta el próximo 10 de mayo de 2015 se podrá visitar la exposición ‘Fragments‘ en el Centre Cultural La Nau, de la Universitat de València, organizada por la Unió de Periodistes Valencians (http://www.unioperiodistes.org/) sobre los límites éticos del fotoperiodismo y sus consecuencias. Responsabilidad. Este valor es el que se desprende de la muestra de fotografías de Eva Ripoll, Fernando Bustamante, García Poveda, Germán Caballero, Irene Marsilla, Juan Carlos Cárdenas, Kai Försterling, Miguel Lorenzo, MAO, Rober Solsona y Biel Ariño.
Como bien explica Sergi Pitarch, presidente de la Unió de Periodistes Valencians (UPV), se trata de hacer reflexionar al público que visita la exposición que la época en la que vivimos y con los medios tecnológicos de que disponemos, todos podemos hacer una foto de un suceso y al cabo de pocos segundos difundirla por las redes sociales, creando expectación, repulsa o información. «Es importante que la gente comprenda las consecuencias de esa decisión» ha comentado Pitarch. Durante más de 10 años, la UPV ha organizado ‘Fragments d’un any’, exposición colectiva de fotoperiodismo que recogía en imágenes los hechos más relevantes del año en la Comunidad Valenciana.
Visa pour l’image nos muestra en cada edición la crueldad del ser humano o los desastres naturales que han ocurrido en el mundo. Muchos tuercen el gesto ante tales imágenes; otros aplauden la valentía de unos fotógrafos desplazados en zonas de conflicto y la mayoría sabe que sólo una pequeña parte de las fotografías se publican en los medios generalistas. Gervasio Sánchez, fotógrafo y periodista muy crítico con las organizaciones empresariales que controlan los medios de comunicación, destacaba en una entrevista realizada en el Editor’s Choice #16 que los periódicos eran reticentes a publicar reportajes sobre catástrofes humanitarias en domingo mientras que cualquier otro dia de la semana no había ningún problema.
Numerosos fotógrafos se han unido en colectivos para mostrar sus trabajos en paralelo a la publicación en medios generalistas. Esa valentía es fruto de innombrables portazos recibidos en las editoriles. En el Editor’s Choice #36 nos haciamos eco de la exposición en la sala BlueProject de Barcelona sobre la guerra de Libia de tres fotoperiodistas que forman parte del Colectivo MeMo (http://memo-mag.com/) desde donde están dando un impulso importante en la difusión de sus trabajos y del fotoperiodismo como disciplina.
No se trata de dirimir si hay que disparar o no, se trata de plantearse las consecuencias de publicar una imagen con el agravio que puede representar para el sujeto retratado. Básicamente se plantea la cuestión sobre las fotos a personas. Nunca hay un debate si una imagen de un animal muriéndose por inanición en África hay que publicarlo para demostrar la sequía que azota el contintente.
¿El fotógrafo debe enseñar al mundo lo que ha visto? Es obvio que sí porqué ha ocurrido. Pero debe atenerse a unos parámetros humanitarios: todos recordamos las imágenes de un fotógrafo ayudando a un niño africano a llegar al puesto de comida de un campo de refugiados de la ONU, hecha por otro fotógrafo que quería dejar constancia.
James Dorbor, enfermo de ebola, de 8 años, es llevado al centro médico de Monrovia, en Liberia. Murió poco después. Foto: Daniel Berehulak/Getty Images. Photographer of the Year honors in the Reportage Division of the 72nd annual Pictures of the Year International (POYi).
La exposición se divide en cinco apartados:
Límites. A través de instalación fotográfica con imágenes de Jan Grarup, Nathan Weber, James Oatway, Manu Fernández y Baz Ratner se abordan diferentes ocasiones en las que los medios de comunicación, para llevar a cabo su labor en escenarios de guerras y catástrofes, superan la deontología periodística. La pieza principal de este apartado es la fotografía de Nathan Weber, tras los disturbios posteriores al terremoto de Haití de 2010. En la imagen se muestra un nutrido grupo de periodistas abalanzados sobre el cadáver de Fabienne Cherisma, en busca de la mejor instantánea para narrar el suceso. No obstante, estos límites a veces también son traspasados por la propia sociedad y en esta sección se recoge la instantánea de dos chicas haciéndose un selfie con una catástrofe de fondo.
Espectáculo. En esta sección se analiza la ‘espectacularización’ progresiva de los estilos y los contenidos informativos analizando dos casos concretos a través de fotografías e instalaciones. Se ponen como ejemplo los casos de la distribución no autorizada del trabajo de los fotógrafos
Daniel Berehulak y Tyler Hicks, cuyas imágenes de tragedias sobre la crisis del ébola, fueron utilizadas como motivo decorativo de fundas de ‘smartphones’ y ‘tablets’ a través de
Amazon.com. Otro de los ejemplos expuestos es el de
Liveleak.com, una plataforma ‘online’ que pone a prueba los fundamentos deontológicos del periodismo tradicional.
Transición. El periodismo fotográfico es una práctica de naturaleza difusa y de casi imposible definición. A través de diferentes elementos en esta sección se intenta hacer reflexionar al público sobre la dificultad de discernir la fotografía periodística del arte. La transición entre el mundo periodístico y el artístico no es infranqueable y no hay nada malo porque estas fronteras sean permeables.
Lenguaje. En esta sección se reconstruye cómo ha evolucionado el lenguaje del periodismo gráfico desde sus inicios hasta la actualidad. Por ello a través de documentación e instalaciones actuales se hace un recorrido desde las principales manifestaciones en el contexto internacional, que datan de la I Guerra Mundial, desde Roger Fenton
(Editor’s Choice #7), hasta la actualidad, con el ‘work in progress’ de ‘0 Responsables’, de Barret Films.
Periodista gráfico. La historia de la fotografía ha alimentado una visión casi mitológica del ‘fotorreportero’ como ‘héroe de guerra’ o ‘aventurero’ que se juega el tipo cubriendo desastres y conflictos. Pues bien, la mayor parte del periodismo y seguramente, el mejor y más sustancial, es desarrollado por fotógrafos comprometidos con su contexto local, que trabajan en casa. En lugar de recorrer el mundo buscando realidades que se adapten su criterio fotográfico, permanecen en un espacio concreto elaborando la crónica visual de su realidad cotidiana.
Pablo Brezo Casán, comisario de la exposición, nos plantea el siguinete dilema: «Imaginémonos individualmente que tenemos la misión de informar utilizando imágenes al resto de la sociedad. ¿Qué haríamos nosotros?». Y añade: «Finjamos que no sabemos nada y que ya no existen etiquetas ni para las imágenes ni para sus autores. Seamos libres y pensemos que toda la producción fotográfica y audiovisual, profesional y amateur, es susceptible de ser utilizada como elemento informativo. Asumamos que en esta sociedad de la información el ámbito de acción de la información ocupa diferentes niveles y que las posiciones de emisor y receptor son flexibles. Analicemos así cada fotografía que se nos ponga por delante intentando identificar su capacidad para completar o protagonizar una información.»
Hay que recuperar la idea original de que el fotoperiodismo ejerce una función social, por encima de su naturaleza mercantil, situando al fotógrafo y al fotografiado al mismo nivel como sujetos del hecho informativo.
interesante artículo y me encanta profundizar en ellos.
Gracias por tu comentario, Leonel. ¡Un saludo!
Me encanta esta web! Es muy util para saber cosas de la fotografia! Muchas gracias!
¡Muchas gracias, Nekane! Gracias por tu mensaje. ¡Saludos!