Durante la Segunda Guerra Mundial operadores terrestres trataban confundir a pilotos enemigos mediante falsas instrucciones en sus propios lenguajes. Esta estrategia militar formaba parte de la ‘Guerra Electrónica’ (Electronic Warfare, en inglés). Son todas aquellas acciones que tienen por objetivo bloquear, interceptar o negar la comunicación de un punto transmisor a otro receptor. Este intento de confusión se llamaba jamming, actividad que afecta la línea de tiempo en alguna comunicación. Es decir, logra que la información no llegue al receptor en el momento que debería hacerlo. Al afectar, condiciona también la relevancia de la información.
No nos iremos con rodeos, las fake news (las noticias falsas), que están llenando muchos titulares en todo el mundo a raíz de las elecciones estadounidenses no son más que una técnica moderna de jamming.
Washington, Moscú y… Veles
Como explicaba BuzzFeed News hace unas semanas, un grupo de jóvenes de Veles, un pueblo de Macedonia, publicaron más de cien sitios web a favor de Trump llenos de noticias falsas. Que Hillary Clinton era pedófila, que debía ser procesada por sus innombrables crímenes y ocultaciones al FBI, que el Papa Francisco apoyaba a Trump, que México cerraría la frontera con los Estados Unidos si ganaba Donalt Trump,… todo mentiras construidas y difundidas a través de las redes sociales, compartidas por cientos de miles de usuarios. Cada visita generaba sólo una fracción de centavo de Google pero exponencialmente esto significaba mucho dinero con una conveniente distribución en las redes sociales.
No obstante, esto no va de dinero únicamente. Es geopolítica. Algunos analistas temen que las agencias de inteligencia extranjeras están entrometiendo en la política estadounidense y el uso de falsas noticias para influir en las elecciones. Lo dice en New York Times en un extenso reportaje sobre la influencia de blogueros afincados en Tbilisi (Georgia) y lo recalca el Washington Post sobre los «esfuerzos de la propaganda rusa».
El periodista del periódico propiedad de Jeff Bezos, Craig Timberg, afirmaba recientemente que «la avalancha de noticias falsas estos últimos meses se realizó en el marco de una sofisticada campaña de propaganda rusa. Trump era el favorito del Kremlin y la propaganda de la Rusia de Putin incluye miles de redes de bots, equipos de trolls, sitios web y redes sociales que se hacen eco y amplifican toda aquella información que decantara la balanza en favor de uno de los candidatos.
[+] The Russian «Firehose of Falsehood» Propaganda Model
No es conspiranoia. Los hackers rusos estuvieron detrás del acceso ilegal a ordenadores de la campaña de Hillary Clinton, del Partido Demócrata y a las listas de electores de diferentes estados. El Kremlin ha negado en repetidas ocasiones interferir en las elecciones de Estados Unidos o la piratería de las cuentas de los funcionarios estadounidenses.
[+] Hackers del gobierno ruso roban archivos sobre Donald Trump al Comité Demócrata Nacional | The Guardian
Dividir al electorado
Clint Watts, miembro del Foreign Policy Research Institute, junto a sus colegas Andrew Weisburd y JM Berger, publicaron antes de las elecciones su estudio ‘Trolling for Trump: How Russia Is Trying to Destroy Our Democracy’ (Trolendo para Trump: Cómo Rusia está tratando de destruir nuestra democracia). Según Watts, Weisburd y Berger «los esfuerzos de Rusia buscan producir un electorado dividido y un presidente sin un mandato claro para gobernar. El objetivo final es disminuir y empañar la democracia estadounidense».
[+] Estado Islámico y las redes sociales
La Guerra Civil en Siria fue una buena demostración para calibrar el poder de los hackers rusos, según los autores del estudio. La avalancha del yihadismo en las redes sociales «fue contrarrestada por hordas de trolls organizadas para blindar la opinión pública de las críticas al régimen de Bashar al Assad. Antes ya había sucedido con los conflictos en Georgia o Ucrania.
Las ‘medidas activas’
En el marco de las relaciones internacionales, durante la Guerra Fría la Unión Soviética trabajaba activamente para debilitar las estrategias internacionales de los Estados Unidos con lo que los soviéticos, y ahora los rusos blancos de Putin, conocían como «medidas activas». Estas medidas pasan por unos flujos de comunicación del «estado a la gente, de pueblo a pueblo, y de estado a estado». Y en las redes sociales y la Red son foco básico para esta comunicación anti-estadounidense, populista y generadora de teorías conspirativas, caldo de cultivo perfecto para las fake news.
La propaganda política de la Guerra Fría se ha reactivado en el siglo XXI exponencialmente con los medios sociales. Nada nuevo, sólo un rearme digital. Lo mismo podemos decir sobre los filtros burbuja analizados por Eli Parisier.
[+] ¿Una ardilla puede ser más relevante que gente muriendo en África?
Es la relevancia que se impone en la red basada en criterios de la personalización de los contenidos. Según Parisier, “ha habido un cambio en la forma que fluye la información en Internet”. Facebook igual que Google realiza constantemente algoritmos sobre lo que buscamos y la información que consultamos. Prioriza lo que nos gusta y esconde lo que no nos gusta. Aunque, como demuestra un reciente estudio de la Universidad de Stanford, los jóvenes estadounidenses tienen sería dificultades en discernir entre contenidos auténticos y falsos; y entre contenidos patrocinados y periodísticos.
La crisis Snowden
Trump tomará posesión de su cargo a mediados de enero. Mientras, el presidente saliente, Barack Obama, se muestra preocupado por la posverdad y el ecosistema de noticias en el que «todo es verdad y nada es cierto». Lo cierto es que Obama tuvo que lidiar durante su mandato con el ‘Caso Snowden’ y las revelaciones del ex contratista de la NSA. Las revelaciones de Edward Snowden sobre el sistema de vigilancia PRISM pusieron en una crisis sin precedentes a las empresas de tecnología.
[+] Retiren los cargos contra Edward Snowden | New York Times
Por su parte, a diez meses de las elecciones federales, el Gobierno alemán teme, por una parte, una guerra de propaganda con falsas bombas informativas. “Si queremos llegar a la gente, tenemos que afrontar este fenómeno [las noticias falsas] y, si es necesario, regularlo”, aseguraba Angela Merkel en el Bundestag.
Las mismas que ahora están anunciado medidas para intentar combatir los sitios web que alojan noticias falsas. El propietario de Facebook, Mark Zuckerberg, por ejemplo, se refería hace unos días a algunas fórmulas para que los usuarios pudieran advertir fácilmente contenido sospechoso. No tenemos la menor duda que si el algoritmo de Facebook es capaz de programarse para autocensurarse y acceder al suculento pastel del mercado chino, ¿qué no hará para combatir la posverdad y las noticias falsas? Hay demasiado ruido en la Red, no por exceso de información, sino porque hay demasiadas interferencias para conocer la verdad. Optimismo para periodistas. Es el momento para los periodistas.