¿Y si Zygmunt Bauman estuviera equivocado?
Acaba de cumplir 90 años y el sociólogo polaco Zygmunt Bauman sigue siendo una de las voces más lúcidas de Occidente sobre temas tan estructurales como las desigualdades crecientes, el descrédito de la política y el surgimiento del movimiento global de los indignados. Este sábado el periódico El País ha publicado una deliciosa entrevista a Bauman en Burgos tras el Foro de la Cultura.
Padre de la llamada “modernidad líquida”, Bauman es escèptico sobre el llamado “activismo de sofá”, el que se lleva a través de las redes sociales en nuestros móviles. ¿Las redes sociales e Internet son el nuevo opio del pueblo? Según Bauman, “en las redes es tan fácil añadir amigos o borrarlos que no necesitas habilidades sociales. Estas las desarrollas cuando estás en la calle, o vas a tu centro de trabajo, y te encuentras con gente con la que tienes que tener una interacción razonable. Ahí tienes que enfrentarte a las dificultades, involucrarte en un diálogo”. Bauman nos muestra el reverso oscuro y advierte que “las redes sociales son una trampa”.
“Legiones de idiotas”
De la misma forma, hace unos meses un experto en comunicación como Umberto Eco, afirmó que “las redes sociales le dan el derecho de hablar a legiones de idiotas”. “El drama de Internet es que ha promovido al tonto del pueblo como el portador de la verdad”, afirmaba Eco. La idea de Internet como “vertedero” o “tumba de la inteligencia” se extiende y se potencia con voces tan importantes como Bauman o Eco.
Personalmente ambos son referentes importantes y autores de las reflexiones más importantes del siglo XX. No obstante, observo con atención crítica lo que afirman sobre Internet. Me parece que obviar la inteligencia colectiva y los avances en cuanto a la comunicación que han conllevado las redes sociales es un grave error y una demostración de como hasta cierto punto la actitud antes los cambios sociales pueden ser difícilmente asimilados por todo el mundo.
Me niego a considerar que el trollismo venza en la opinión de personas como Eco o Bauman. El también sociólogo Manuel Castells cree que la expansión de las redes sociales y las herramientas de blogging ponen en entredicho cada vez más el trabajo informativo de los periodistas.
La visión de Manuel Castells
Rapidez, inmediatez, globalidad y horizontalidad… el modelo nodal de las redes sociales nos lleva un nuevo panorama donde los ciudadanos construyen mensajes y compiten con los periodistas y los medios de comunicación. El escándalo de Wikileaks hace unos años con la publicación de los cables diplomáticos dio una nueva dimensión a lo que representava Internet en el ámbito de la transparencia informativa.
Estamos en un modelo en transformación. Castells habla de movilidad y autocomunicaión de masas. Rapidez e inmediatez, igual que globalidad y horizontalidad. En el nuevo panorama los ciudadanos construyen mensajes y ejercen su poder en una sociedad cambiante; en una economía colaborativa; en ciudades interconectadas a través del Internet de las Cosas; en un mundo con claras paradojas pero en el que las acciones oscuras son cada vez más difíciles de justificar, defender y potenciar.
En su origen, Arpanet, el precedente de Internet, fue ofrecido a ATT para que lo asumiera y lo comercializara de forma monopolista pero la empresa estadounidense no le vio interés y desechó la opción. Han sido, posteriormente, los internautas los que han evolucionado la Wikipedia, el código libre de los sistemas operativos como Linux o los navegadores como Firefox. Se potencian iniciativas ciudadanas a través de Change.org o se financian proyectos con Verkami. La economía se llena de innovadores, start-ups y emprendedores que transforman sus ideas en pequeñas empresas que crecen y hacen competencia a las grandes corporaciones.
“Internet no nos ha cambiado. Siempre hemos sido así”
Por otra parte, Castells cita en un artículo titulado “Internet y la sociedad red” un estudio de British Telecom con un axioma fundamental: “Internet es un instrumento que desarrolla pero no cambia los comportamientos, sino que los comportamientos se apropian de Internet y, por tanto, se amplifican y se potencian a partir de/ lo que son. “. Por tanto, Internet no nos ha cambiado. Siempre hemos sido así.
Reforzar la idea de Internet como un basurero lleno de pederastas y hooligans es hacerle un flaco favor a los que ven necesario potenciar el control y la seguridad de las redes frente a la libertad de expresión. De hecho, a cada 11 de setiembre (Nueva York, Londres, Madrid, París,…) la dicotomía entre seguridad-libertad se balancea. No obstante, los llamados movimientos sociales sobrepasan claramente lo que Bauman califica como “activismo de sofá”. “Las élites y las estructuras dominantes se verán sobrepasadas por los nuevos movimientos sociales, que basan su legitimidad en la autenticidad y la transparencia”, ya decía Castells en 2002. Han pasado más de 14 años y sus palabras se cristalizan.
Revoluciones sociales
Y es que en diferente grados, la tecnología ha puesto en jaque el poder y las redes sociales han estado presentes en las primaveras árabes, la ocupación de Wall Street, Ucrania, la revolución de los paraguas en Hong Kong, las protestas de Venezuela o Brasil o Siria. ¡Suerte que nos quedamos en el sofá! Que los vomitos de los trolls en la Red no nos quite el foco sobre los cambios sociales potenciados exponencialmente por las redes sociales. Que los hooligans no puedan apagar el foco de las mejoras sociales que llevan las nuevas tecnologías, que ni son tan nuevas ni son sólo tecnologías. Pura vida cotidiana con aciertos y desacuerdos. La tecnología se ha humanizado y la Humanidad se ha tecnificado. El apocalipsis aún está muy lejos y no empezará a través de un tweet.