Cargando

Escribe para buscar

Social Media

El asesinato de Charlie Kirk y la máquina de contenido viral

El influencer ultra Charlie Kirk

El tiroteo en Utah muestra cómo una tragedia política se transforma en desinformación, oportunismo digital y propaganda en tiempo real

El asesinato de Charlie Kirk en un acto universitario de Utah no solo sacudió a la política estadounidense. También puso a prueba, una vez más, la capacidad (y la fragilidad) del ecosistema informativo digital. Antes de que las autoridades ofrecieran una versión oficial, las redes sociales ya habían convertido la tragedia en material viral, entre rumores, vídeos improvisados y mensajes contradictorios de líderes políticos.

La noticia corrió como la pólvora: primero rumores en X (antes Twitter), luego vídeos amateur en TikTok, y finalmente, confirmaciones parciales y confusas de políticos y autoridades. El asesinato de Kirk no solo conmocionó a su audiencia, sino que también activó de inmediato la maquinaria del engagement digital, donde cada tragedia se transforma en oportunidad de alcance y monetización.

La conversión inmediata del tiroteo del influencer conservador en clips virales encaja con la dinámica que describe Metricool en su State of Short Video Report 2025: un ecosistema saturado, donde la atención media no llega a cuatro segundos y donde cualquier imagen, incluso una tragedia, se transforma en oportunidad de visibilidad. El contenido fue explícito: en redes sociales se difundieron vídeos donde se veía el momento en que la bala impactaba en el cuello de Kirk y el reguero de sangre posterior. El auge del vídeo corto, con un crecimiento del 71% en un año, ha consolidado plataformas como TikTok en el epicentro de la conversación digital.

Los vídeos del tiroteo no solo circulan por la necesidad de informar, sino porque responden a lógicas algorítmicas que premian el impacto inmediato, aunque sea a costa del contexto o del respeto a las víctimas.

La fábrica de clips

Durante años, el influencer ultraconservador había convertido sus debates universitarios en contenido rentable: formatos de pantalla partida con él abajo y un estudiante arriba, donde respondía preguntas sobre inmigración, aborto o raza. Ese material se viralizaba fácilmente, acumulando millones de reproducciones en YouTube, Instagram y TikTok.

Como recuerda Roger Senserrich en su artículo ‘Violencia, Charlie Kirk fue “un agitador profesional, fundador de Turning Point USA, un grupo dedicado a movilizar estudiantes conservadores en universidades y convertirlos en carne de cañón electoral”. Desde muy joven se convirtió en un rostro mediático de la derecha trumpista, capaz de combinar provocación, presencia constante en campus y una estrategia de comunicación diseñada para amplificar la polarización política. «Vale la pena pagar, lamentablemente, con algunas muertes por armas de fuego cada año para que podamos tener la Segunda Enmienda» de la Constitución, la que protege el derecho de los estadounidenses a tener y portar armas. Palabras de Kirk.

Su muerte generó un flujo aún mayor de material. Minutos después del tiroteo, usuarios sin relación directa con el hecho ya publicaban vídeos “informativos” imitando a presentadores de televisión, leyendo titulares desde el móvil y mezclando datos ciertos con rumores. Otros grababan sus reacciones fingidas de sorpresa.

El caso más grotesco fue el de un creador que, estando presente en el acto, grabó un selfie en plena evacuación: “Shots fired! Shots fired!”, gritaba mientras los estudiantes huían, para terminar con un gesto de paz y la petición de suscribirse a su canal. La lógica del contenido por encima de la empatía, incluso en medio del caos.

Desinformación desde arriba

Lo más inquietante no fue solo la avalancha de vídeos de oportunistas. La confusión vino también desde arriba. Mike Schultz, presidente de la Cámara de Representantes de Utah, fue de los primeros en confirmar públicamente la muerte de Kirk, antes incluso que las autoridades sanitarias.

Poco después, Donald Trump utilizaba Truth Social para anunciar la “pérdida del gran, incluso legendario, Charlie Kirk”, en un tono más de eslogan que de pésame institucional.

El FBI tampoco quedó al margen. Kash Patel, director de la agencia, aseguró en X que el sospechoso estaba detenido, cuando en realidad las autoridades de Utah todavía buscaban al atacante. El mensaje fue rápidamente compartido por el subdirector Dan Bongino, reforzando la narrativa de victoria policial.

Horas más tarde tuvieron que rectificar: solo se trataba de una “persona de interés” que fue liberada tras ser interrogada. La cacería del asesino de Kirk aún sigue. Y el FBI ha difundido imágenes del presunto francotirador. La persecución al supuesto criminal, todo un subgénero mediático en tiempos del true crime. Desde la caza de los hermanos Tamerlán y Dzhokhar Tsarnaev, Bin Laden o El Chapo.

La urgencia por generar “contenido oficial” acabó prevaleciendo sobre la necesidad de precisión, dejando a la opinión pública sumida en un mar de contradicciones.

La Casa Blanca, también en campaña

Esa misma noche, mientras la policía local aún buscaba al sospechoso, la Casa Blanca difundía un vídeo pulido en el que Trump culpaba al “radical izquierdoso” del asesinato de Kirk. El mensaje, acompañado de imágenes solemnes y música dramática, se difundió en los principales canales de comunicación presidencial como si se tratara de un anuncio de campaña.

De nuevo, la lógica de la política como espectáculo digital se impuso a la prudencia institucional. En lugar de información clara sobre la investigación, la ciudadanía recibió un producto diseñado para reforzar la polarización y alimentar la narrativa partidista.

El precio de la inmediatez

Las redes sociales siempre han amplificado rumores en situaciones de crisis. Pero lo sucedido en Utah marca un punto de inflexión: ahora no solo son usuarios anónimos quienes fabrican desinformación, sino también actores institucionales que priorizan la inmediatez, la visibilidad y el “clout” sobre la fiabilidad.

La tragedia de Kirk se convirtió en combustible para la industria de la atención, con vídeos gráficos circulando en bucle, teorías conspirativas proliferando y líderes políticos aprovechando la ola emocional para reforzar sus posiciones. La información rigurosa quedó relegada a un segundo plano frente al frenesí del “postear primero, aclarar después”.

Tras la difusión de vídeos del asesinato de Kirk, las grandes plataformas reaccionaron con medidas de moderación. Bluesky recordó que glorificar la violencia infringe sus normas y anunció revisiones activas. Meta aplicará sus políticas de eliminación de contenido gráfico y uso de etiquetas de advertencia, con restricciones adicionales para menores. Reddit aseguró que eliminará publicaciones violentas, incluso con técnicas de hash para evitar reapariciones, y reforzará la coordinación con moderadores. YouTube anunció que priorizará fuentes informativas en búsquedas y recomendaciones, eliminará vídeos demasiado explícitos sin contexto y aplicará restricciones de edad a ciertos contenidos.

Todo es contenido

Lo que emerge tras la muerte de Charlie Kirk es un ecosistema mediático donde todo, incluso la violencia política, es transformado en contenido. Desde el estudiante que graba un selfie en medio del tiroteo hasta el presidente que difunde un vídeo propagandístico, la misma lógica se repite: capitalizar la atención en el instante.

En palabras de la periodista Mia Sato escribe en The Verge, “no sorprende que saquemos el móvil cuando un líder político es tiroteado ante 3.000 personas; lo perturbador es ver quién alimenta las llamas, quién contamina el pozo de información y qué contenido están preparando para la próxima vez que ocurra”.

Una democracia en directo

El caso plantea una pregunta inquietante: ¿puede la democracia sobrevivir a un entorno donde las tragedias se consumen como entretenimiento? La cobertura del asesinato de Charlie Kirk muestra de forma preocupante cómo la cultura digital ha difuminado la línea entre información, propaganda y espectáculo.

En lugar de respuestas claras sobre lo ocurrido, la ciudadanía recibió un torrente de fragmentos virales, mensajes cruzados y relatos interesados. Una dinámica que no solo erosiona la confianza en los medios y las instituciones, sino que también normaliza la idea de que incluso la violencia extrema es, al fin y al cabo, otro contenido más para consumir, compartir y monetizar.

Gasolina para los radicales

La muerte de Charlie Kirk no solo ha revelado las debilidades de un ecosistema mediático dominado por la inmediatez y el espectáculo. También ha actuado como catalizador de una retórica cada vez más peligrosa. En cuestión de horas, voces de la ultraderecha estadounidense pasaron del lamento a la amenaza, señalando al “enemigo interior” y reclamando venganza contra la izquierda. Aquí una muestra de los llamamientos a la violencia política masiva, contra todos los demócratas. Piden abiertamente bombardear ciudades “demócratas” y encarcelar o asesinar a políticos del Partido Demócrata. Proceden de algunas de las voces más influyentes de la política de derechas.

Figuras como Alex Jones, Stewart Rhodes o Marjorie Taylor Greene hablaron abiertamente de “guerra”, mientras en foros extremistas se multiplicaban los mensajes que describen el asesinato como un nuevo capítulo hacia un enfrentamiento civil inevitable. Incluso líderes políticos y mediáticos más cercanos al mainstream utilizaron el suceso para acusar directamente a adversarios políticos y reforzar narrativas de odio.

El resultado es un clima en el que la tragedia no solo se consume como contenido, sino que se instrumentaliza como gasolina para el conflicto. La reacción posterior al tiroteo en Utah muestra cómo la polarización puede transformarse en combustible para discursos violentos que, aunque en su mayoría se queden en palabras, pueden alentar a una minoría que decide convertirlas en acción.

El asesinato de Charlie Kirk plantea un desafío inquietante: ¿será el periodismo capaz de frenar un tsunami viral que convierte la violencia en espectáculo y la desinformación en relato dominante? Luchamos contra la economía del odio. En el contexto polarizado, la ganancia económica también forma parte de la ecuación, como citaba hace unos meses cuando hablaba de los paramedios y los discursos del odio. ¿Podrá el periodismo contextualizar este asesinato en la tragedia constante de los tiroteos masivos en Estados Unidos? En un ecosistema donde cuatro segundos bastan para capturar la atención, la única respuesta posible es volver a lo esencial: credibilidad, contexto y responsabilidad frente al ruido.

Otros artículos que deberías leer sobre la muerte de Kirk

Quién era Charlie Kirk, el comentarista conservador y aliado de Trump asesinado de un disparo en una universidad en Utah | BBC News

You Really Don’t Have to Give It Up to Charlie Kirk | Discourse Blog

Charlie Kirk Was Not Practicing Politics the Right Way | 404 Media

Charlie Kirk Was Practicing Politics the Right Way | The New York Times

Trump’s Dangerous Response to the Kirk Assassination | The Atlantic

Videos of Charlie Kirk’s Shooting Spread Rapidly on Social Media | The New York Times


Tags:
Miquel Pellicer

Periodista y antropólogo. Nacido el año en que murió Elvis. Educado en los medios de comunicación locales, es autor del blog MiquelPellicer.com. Actualmente, director de Estrategia Digital en la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). Anteriormente, director de Innovación de Interprofit; director de Estrategia y Comunicación en Grupo Lavinia. Otras palabras clave de su currículum: FC Barcelona, Mundo Deportivo, Ayuntamiento de Barcelona, Enderrock, Transversal Web. Galardonado en los Premios Blocs Catalunya 2010 y miembro fundador del BCN MediaLab. Autor de los libros 'Optimismo para periodistas' y 'La Comunicación en la era Trump'.

  • 1

Deja un comentario

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.

Cookies necesarias

Las cookies estrictamente necesarias tiene que activarse siempre para que podamos guardar tus preferencias de ajustes de cookies.

Analítica

Esta web utiliza Google Analytics para recopilar información anónima tal como el número de visitantes del sitio, o las páginas más populares.

Dejar esta cookie activa nos permite mejorar nuestra web.