Boglarka Balogh, ¿racista o narcisista?

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Un artículo, una foto, un reportaje, un libro, una entrevista. Basta sólo con una de estas cosas para dar el salto a la red y darse a conocer en todos los rincones del mundo. Eso es lo que debió pensar la periodista húngara Boglarka Balogh quién se esconde detrás del blog del «panda aburrido«. ¿La conocéis? ¿No?

Hace unas semanas, salía a la luz un reportaje creado con Photoshop, célebre programa informático que permite a todos aquellos hábiles conocedores de la tecnología, modificar fotos, cambiarlas y hasta crearlas como si se tratara de un concepto, idea o algo totalmente nuevo. Por un lado, es genial poder crear y maquillar ciertas imperfecciones pero, por otro lado, hay que saber delimitar ciertos límites de moralidad y autocrítica. Quizás, estos dos conceptos no siempre son claros a simple vista y es cuando entra en juego la famosa «interpretación» porque ¿entiendes lo mismo que yo de igual modo?

Siguiendo en esta línea y volviendo a la misma Balogh, le surgió la idea de mostrar al mundo a siete mujeres pertenecientes a diferentes tribus africanas. Un trabajo realizado gracias a la ayuda de un «experto» de Photoshop, una instantánea suya y la de estas siete mujeres africanas sujeto de su oración subordinada con múltiples complementos directos e indirectos, os dejo a vosotros escoger los que más os gusten. Muchos se preguntaron si la intención fue la de una muestra puramente racista o de una idea más bien narcisista. ¿Pero qué es el racismo? ¿Y el narcisimo? La RAE define el racismo en dos acepciones como «(1) Perteneciente o relativo al racismo, (2) Partidario del racismo». El concepto de racismo es considerado como «(1) Exacerbación del sentido racial de un grupo étnico que suele motivar la discriminación o persecución de otro u otros con los que convive. (2) Ideología o doctrina política basada en el racismo». En cambio por narcisismo entendemos «(1) Manía propia del narciso* (Hombre que cuida demasiado de su arreglo personal, o se precia de atractivo, como enamorado de sí mismo), (2) Excesiva complacencia en la consideración de las propias facultades u obras». Ahora que ya hemos refrescado la memoria aclarando las definiciones de los conceptos con los que ha sido tachada Balogh, me pregunto si se le pueden atribuir o no. Yo no veo que persiga a las mujeres africanas y tampoco que persiga una política bañada por la discriminación. No convive con ninguna de estas féminas; ha publicado fotos retocadas basándose en ellas. Me aventuro en afirmar que la periodista húngara tampoco tenía previsto meterse en política internacional. Y en cuanto al narcisismo, si hubiera querido salir mejor en sus fotos se hubiera retocado los pómulos, la nariz, la mirada, las cejas… Eso es lo que hacen en Hollywood (aparte de utilizar el bisturí como solución a todos los males), ¿verdad? Ahora bien, lo que yo opine o considere no quita los más de 130.000 comentarios negativos que ha recibido en su blog. Como consecuencia de ello, ha borrado su artículo y las fotos que siguen circulando por la red como si se tratara una autopista llena de conductores gritando a los cuatro vientos. De ahí su afirmación: “Como no tenía ninguna intención de ofender a nadie y no tengo capacidad de responder a todos los que me comentáis, he decidido suprimir mi post. Mi intención era 100% artística. Soy abogada de derechos humanos y sé bastante sobre el racismo y cuestiones similares, nunca imaginé que iba a tener que dar tantas explicaciones por mi trabajo fotográfico”.

Todo este ruido por arte. No me pararé a definir el concepto de «arte» porque no todos los entendemos del mismo modo. Sí es verdad que ha habido casos similares en los que un «artista» mostraba su obra al público y este respondía de una forma inesperada: o bien lo aclamaba o bien o destrozaba. Me pregunto, ¿qué pasará de aquí a unos años con Boglarka? ¿La seguiremos recordando como la desafortunada periodista con aspiraciones narcisistas? ¿La húngara con miras demasiado altas? ¿O quizás como «la inoportuna periodista que se adelantó a su época? ¿La llamaríamos artista? ¿Nos ha querido provocar para, no sé, concienciar? Dejo este final entreabierto para que podáis aprovecharlo y declarar vuestros ideales, opiniones y afirmaciones. Dejo que escribáis el final de este artículo. Mientras tanto, he aquí la muestra de fotos de Boglarka Balogh y de las mujeres africanas. Una imagen vale más que mil palabras y siete más que siete mil. Admirad, considerad, exclamad.