Chiqui Esteban: «Las nuevas narrativas significan pensar cuál es la mejor manera de contar una historia sin ponerse límite»
Nací en Cádiz hace 34 años ya. Pensaba dedicarme a la realización de TV hasta que me enteré que la infografía existía, y desde entonces no he pensado en hacer otra cosa. Estudié en la Universidad de Navarra, porque allí se entregan los Premios Malofiej, los más prestigiosos del mundo en cuanto a gráficos, y quería participar en la organización para aprender más. Allí fui uniendo becas de verano en Diario de Cádiz, El Mundo y La Voz de Galicia, donde me quedé a trabajar. Luego empecé a dar vueltas por todos lados: de La Voz a Diario de Cádiz, de allí a Público, luego Lainformacion.com, el Boston Globe y, por fin, National Geographic, de donde espero no moverme en mucho tiempo, que ya está bien. Vivo con mi familia en Bethesda, una ciudad muy cerca de Washington, DC y que sale mucho en todas las películas de tramas políticas en las que meter virus de por medio porque tenemos allí muchas instituciones relacionadas con la salud. Me encantan casi todos los deportes, y ahora me ha dado, también, por el béisbol (Go Red Sox!).
¿La narrativa visual tiene espacio en los medios españoles, si los principales exponentes estáis trabajando en medios extranjeros?
España siempre ha sido y sigue siendo una fantástica cantera de infografistas. Si los medios ponen (ejem) medios, el problema no va a ser la falta de gente con talento. Pero el problema ha sido más bien al revés: se ha recortado tanto que no queda tanto hueco para los nuevos. Un ejemplo: elmundo.es y elpais.es (que era como se llamaba entonces) fueron los pioneros mundiales de la infografía interactiva. Hoy día cuesta muchísimo trabajo ver gráficos online en uno de esos medios. Ninguno de los dos cree en los gráficos interactivos como un componente de la información diaria, solo para grandes eventos, que acaban no siendo grandes eventos, si no aniversarios y efemérides. Y eso no es darle valor informativo a los gráficos, solo decorativo, con lo que es difícil que se desarrolle más la cultura infográfica.
«En España, si los medios ponen (ejem) medios, el problema no va a ser la falta de gente con talento»
¿Qué valor aportan las nuevas narrativas?
Es un término muy amplio, con lo que pueden aportar mucho. Las nuevas narrativas (que igual ya sólo hay que llamarlas narrativas, que ya llevamos tiempo hablando de ello) no son más que pararse a pensar cuál es la mejor manera de contar una historia sin ponerse límites. Y luego hacerlo lo más parecido a eso que puedas. Es no pensar ‘Voy a escribir un texto y buscar unas fotos’, es pensar en exactamente qué quiero contar y cuál es la mejor manera de hacerlo. Y normalmente esa manera va más allá de sólo un texto con fotos. Lo que pueden aportar es una manera más completa de contar historias y contarlas mejor.
¿Pueden aportar valor económico en el modelo de negocio de los medios?
Por supuesto, y para varios modelos. Si tu modelo son los clics, un buen gráfico vende mucho. Recuerdo que una noche electoral en lainformacion.com nos dio por hacer un gráfico en una hora que mostraba esa misma noche como hubiera quedado el Parlamento con un sistema de votación en el que no se aplicaran límites provinciales ni Ley D’Hondt. El gráfico tuvo más de un millón de visitas y cientos de miles de réplicas en redes sociales. Sólo esa pieza tuvo más tráfico que algunos meses completos.
Si tu modelo es el de suscripción, necesitas diferenciación y calidad. Usar nuevas narrativas para contar historias de una manera mejor y diferente te va a ayudar mucho.
Si lo que quieres es hacer buen periodismo y que la gente venga, no hay mejor periodismo que el que le da a la historia la libertad de ser contada como mejor le convenga a ella, no al periodista.
Empezaste en La Voz de Galicia. ¿Cómo surge tu pasión por los elementos visuales?
Desde pequeño me encantaba ver el fútbol dibujando la posición de los jugadores en el campo, como se movían, los cambios… organizado información al fin y al cabo. Cuando estaba pensando en estudiar Comunicación Audiovisual hablé con una amiga de la familia que la había estudiado en Navarra. Me contó que allí se lo había pasado muy bien como parte del equipo que organizaba los Premios Malofiej de infografía. Le pregunté que era eso de la infografía y cuando me lo explicó ya sabía a lo que iba a dedicarme. Así que me fui a Navarra, me metí en los Premios y allí aprendí muchísimo. El tener la oportunidad de estar cada año entre 10 de los mejores infografistas del mundo oyendo lo que opinan de los mejores gráficos del año en sus deliberaciones como jurado es lo mejor que te puede pasar si te quieres dedicar a esto. En lo veranos me fui buscando becas en los departamentos de infografía hasta acabar en La Voz de Galicia contratado tras mi beca de verano. No pude caer en mejor sitio, La Voz es una fantástica escuela de infografistas de donde han salido Alberto Cairo, Álvaro Valiño, Xaquín GV, Manuela Mariño… y donde tuve uno de los mejores mentores que se pueden tener, Xoán González.
¿Cómo fue tu formación en este campo del periodismo?
Como te decía, me fui a estudiar a Navarra. Hice Comunicación Audiovisual, que me ayudó desde el punto de vista visual y multimedia (aunque entonces todo eso estaba en pañales por no decir que no existía). Los primeros dos años eran comunes con Periodismo. Lo bueno de la Universidad de Navarra, para mis intereses, es que Comunicación Audiovisual en Navarra no es cine y TV, es sobre todo periodismo audiovisual y radio. No me considero menos periodista que ningún compañero de redacción que haya tenido. Mejor o peor, pero no menos.
«No me considero menos periodista que ningún compañero de redacción que haya tenido. Mejor o peor, pero no menos»
¿Cuáles son las fuentes que influencian tu obra?
Muy diferentes, según para cada cosa. Aprendí mucho del uso del color de John Grimwade en Conde Nast Traveler, de la originalidad de Jaime Serra en Clarín, de la limpieza y claridad de The New York Times o de la búsqueda de la excelencia y perfección de National Geographic. Pero lo que más me ha influenciado son los compañeros que he tenido la suerte de tener en los sitios por los que he pasado.
En 2009 fuiste director de narrativas digitales en LaInformación. Las nuevas narrativas eran parte de vuestra identidad. ¿Te quedaste satisfecho de esta experiencia?
Sí, aún me sorprende y tengo mucho que agradecer a Mario Tascón que me llamara para ese puesto. Yo tenía muchas ganas, pero casi ninguna experiencia en gráficos online. En lainformacion.com me dieron muchísima libertad y confianza y coincidí con gente con mucho talento como Pablo Gutiérrez, Antonio Pasagali, Borja Ventura, Adriano Morán y muchos más que no tendría espacio para nombrar. Con el tiempo el lugar fue cambiando, o quizá yo, pero ya no era lo mismo. En cualquier caso, le estaré eternamente agradecido a lainformacion.com
¿Qué debería aprender El Español, de Pedro J. Ramírez, de la historia reciente de medios como LaInformación?
No lo sé, porque depende de lo que pretenda con su medio. Cada caso es totalmente diferente. Lainformacion.com hizo muchas cosas muy bien y otras tantas muy mal. El Español por lo pronto está en el mismo edificio que estuvimos con lainfo, espero que sepan aprender de sus aciertos y errores, pero qué fueron aciertos y qué fueron errores depende de la perspectiva con que se mire.
¿Cuáles han sido sus aciertos y errores desde tu punto de vista?
Como te decía, la perspectiva es distinta para cada uno y la mía es desde el punto de vista de la redacción y más concretamente la parte visual. En mi opinión Lainformacion.com tenía un equipo con muchísimo talento, ahí están los nombres de los que formaron parte de ella y donde están ahora. Teníamos una oportunidad muy buena para innovar y ser diferentes y creo que esa era nuestra oportunidad, no teníamos nada que hacer compitiendo con las mismas armas que ElPais, ElMundo, 20minutos u otras cabeceras ya establecidas. Durante un tiempo se hizo, pero cada vez caímos más en hacer lo mismo que hacían los demás y competir por el número de páginas vistas con las historias de siempre. Así éramos uno más en el océano de medios y no tenía sentido ni era rentable tener ese tipo de equipo si esa era la finalidad.
¿Por qué decides irte a Estados Unidos?
Por la culture periodística del país. El trabajo de infografista es mucho más respetado, hay muchos más recursos, una situación laboral mucho más segura, una manera de hacer las cosas para mí mucho más profesional y rigurosa en muchos sentidos. Y porque también me apetecía vivir en el extranjero, por qué no decirlo.
«En Estados Unidos el trabajo de infografista es mucho más respetado»
¿Qué rutinas de trabajo son las que más te sorprendieron al llegar a Boston?
No es que me sorprendiera, pero sí que me llamó la atención hasta que punto era verdad la versión idealista del periodismo en EE.UU. que tenía cuando me vine. Todo el tema de las veces que se edita y se corrige una información. Cómo se evita caer en el periodismo fácil, en el partidismo o en las trincheras. Incluso en la percepción de trincheras. El nivel de exigencia de cada artículo… Pero también que el periódico es un producto totalmente distinto al español. La agenda la marca sobre todo el periódico, y la actualidad inmediata sólo lo que es muy gordo. El periódico no es un producto de ese día y nada más. Es un producto de esa semana, de ese mes, pero no necesariamente de ese día. Son más revistas diarias con algo de actualidad. Se buscan mucho más las historias que los sucesos. Y las buenas historias te valen hoy, mañana y pasado. Y además te da más tiempo para trabajar con cada una y hacerlo mejor. Y sales de trabajar a las 7 de la tarde. Yes, we can.
«Las buenas historias te valen hoy, mañana y pasado»
Compartías tareas con Javier Zarracina y Gabriel Florit. ¿Fue más fácil la integración en una nueva cultura y el periodismo estadounidense?
Ambos, aunque no sólo ellos, me hicieron la adaptación más fácil. No me costó mucho adaptarme, la verdad es que Boston es una ciudad fantástica y el Globe un sitio perfecto para aprender. Gabriel es mucho más americano, es español pero nació en Michigan y lleva mucho tiempo viviendo en Estados Unidos. Javier me ayudó mucho, sobre todo al principio, explicándome como funciona todo desde un punto de vista español, que no da muchas cosas por hechas que un americano sí.
El Globe vivió una situación de máxima actualidad como fue el atentado de la Maratón de Boston. ¿Cómo recuerdas aquellos días?
Fueron días de mucha tensión, mucho trabajo y mucho orgullo profesional. Jamás he visto una máquina periodística mejor engrasada que el Globe esos días. Para nuestro departamento fue además una situación excepcional. Nos pilló la noticias como al resto de la redacción, esperando el resultado de los Pulitzer. Tal como se vieron las primeras imágenes y nos dimos cuenta de lo que estaba pasando no hizo falta decir nada, todo el mundo sabía lo que tenía que hacer. Bajo el mando de Javier cubrimos ese día y los siguientes con múltiples gráficos. Cuando la cosa parecía que se calmaba y la podíamos controlar, Javier se fue a San Diego, porque se casaba ese fin de semana (la excusa era inmejorable). Tal como se fue, debería estar él en el avión cuando publicaron las fotos de los sospechosos. Después fue la caza y captura en una noche loca. Me quedé al mando de la sección y a cosa de las 10 de la noche vi en las noticias que habían disparado a un policía. Boston es una ciudad muy tranquila y segura, así que parecía que había algo raro. Llamé a la redacción y me dijeron que no me preocupara, que no se sabía nada. Pero me quedé pendiente. Al rato me llamaron, estaban llegando noticias de tiroteos y explosiones en Watertown. Fui directo a la redacción. Lo que se vivió esa noche es digno de película de periodismo. Casi todos los redactores se fueron a la calle a cubrir los hechos. A la redacción llegaban todo tipo de rumores e informaciones. Cómo los editores eran capaces de discernir unos de otros, como no se publicaba nada hasta que no estaba bien confirmado, como los redactores se metían en la boca del lobo y lo contaban en directo… fue una experiencia profesional como nunca he tenido. Como reaccionó la ciudad y agradeció al Globe si trabajo en los siguientes días, también fue impresionante. Nos llegaban pizzas, tartas, ensaladas… que mandaban distintos ciudadanos y pequeños comercios para agradecernos, pero también otros medios, como Chicago Tribune. Desde luego fue algo duro, pero muy especial.
«Con las bombas de Boston, lo que se vivió esa noche es digno de película de periodismo»
Tu próximo reto es National Geographic. Nos puede contar un poco qué harás en tu nuevo trabajo.
El hombre del cargo es bast ante rimbombante: Director, Deputy, Art, Maps and Graphics. Que viene a ser segundo de a bordo del departamento de Arte, Mapas y Gráficos, por detrás de Kaitlin Yarnall, que es la Executive Editor. El departamento se encarga de todo lo que sale en la revista y en la web que no sean fotos, texto o vídeos, por decirlo de alguna manera. Ahora mismo me estoy centrando más en organizar el trabajo del departamento en el área de noticias, que es algo nuevo que quieren llevar a cabo en la Sociedad (en el sentido de la National Geographic Society, la empresa madre). También estar un poco al tanto de todo el área digital.
¿Vas a echar de menos el día a día en la publicación de contenidos?
Sí y no. Voy a echar de menos el no estar cubriendo unas elecciones o grandes acontecimientos. También no hace gráficos de deportes. Pero una de mis labores aquí es organizar el día a día, como te decía. La Sociedad ha apostado mucho por el área de noticias en la web, así que somos también como un diario online sobre ciencia y exploración con un trabajo diario. Pero a la vez la posibilidad de trabajar en temas a largo plazo, con los medios, exigencia y calidad de National Geographic. Además está el trabajo para la revista y las otras ramas de la Sociedad. O sea, que al final es un trabajo diario, pero con los fines de semana y fiestas de guardar libres, sabiendo que las Navidades las vas a poder pasar en familia y que es muy difícil que alguien te llame a las 10 de la noche para que hagas algo. Que tiene su encanto a veces, pero ahora tengo un par de niños y también quiero poder estar más con ellos.
En la producción de contenidos para millennials, ¿son compatibles los infográficos y los contenidos audiovisuales? ¿Hay tendencia a priorizar lo primero o se pueden buscar nuevos retos para nuevos públicos?
Sí, absolutamente. Además, la frontera entre una y otra cosa cada vez es más borrosa. Los gráficos también son contenidos audiovisuales. La animación, por ejemplo, es un contenido muy relevante en NatGeo. También lo son los interactivos en cualquier medio. Hay una gran cantidad de piezas en muchos lados, cada vez más, que no sabría encajar en una categoría u otra.
De la misma forma que cada vez hay más contenidos realizados por los lectores, en las nuevas narrativas, ¿de qué forma pueden participar los lectores?
De muchas. La primera participación es lo que eligen leer y el tiempo que le dedican, para mí aún más relevante. Nos dice mucho sobre qué les interesa y también condiciona lo que ofrecemos (sin volvernos locos). Aparte, las nuevas narrativas son la mejor forma para hacer participar al lector, y no es nada muy reciente. Un ejemplo es el New York Times en las elecciones presidenciales de 2008, las primeras de Obama. Cuando entrabas en su página te preguntaba que describieras en una palabra tu estado de ánimo con respecto a los resultados en ese momento y a qué candidato apoyabas. Podías ir viendo en directo como se decía sentir la gente que apoyaba a uno u otro candidato según los resultados que iban saliendo. Y al día siguiente tenías la repetición de la jugada, viendo como cambiaban los estados de ánimo según la hora. Y así hay cientos de ejemplos.
¿Cómo deberá adaptarse el mundo de la infografía a los próximos retos mobile?
Ya se está adaptando, al menos en Estados Unidos. Tanto en el Globe como en NatGeo la clave digital es ‘mobile first’. En ambos sitios (NatGeo más recientemente) el diseño del site y los gráficos es totalmente responsive: debe adaptarse y funcionar igual de bien en una tele, un ordenador, una tableta, un móvil o un frigorífico si un día le ponen pantallas. El gráfico se crea con eso en mente, pensando desde el primer momento cómo va a funcionar en móvil, sin perder calidad ni parte de la narrativa.
«Tanto en el Globe como en NatGeo la clave digital es ‘mobile first»
El dispositivo mobile y el consumo soft condicionan la forma en qué se deben producir los infográficos?
El dispositivo mobile condiciona en lo formal, pero la clave es que no parezca que condiciona. Qué sea tan buen gráfico a 320px como a 2000. Pero ese requiere más tiempo de trabajo.
En cuanto al consumo soft, si te digo la verdad, no sé a lo que te refieres. ¿Quieres decir que la gente está más a ver vídeos de gatos que reportajes de injusticia social? En ese caso, mi experiencia en España y EE.UU. es distinta. En España, lo que he visto es que cuando veíamos que el contenido ‘soft’ funcionaba, se ponía la maquina a buscar vídeos chorras de YouTube, hacer noticias del doodle de Google y cosas por el estilo. Tanto en el Globe como en NatGeo veo que no se es indiferente a esas tendencias, pero el enfoque es muy distinto. Un ejemplo: al director del Globe le horrorizaba que los lectores pensaran qué hacíamos periodismo de gatos, aunque le encaraban las historias de animales. Llevar un tema sobre un poni en portada le alegraba el día, pero tenía que haber una buena historia con el poni, no podía ser que el poni era ‘la sensación en YouTube’. En National Geographic, en la web lo que veo de momento es que igual puede condicionar la forma de titular en algún caso, pero no el contenido. Al menos no en el sentido de dar algo que no daríamos.
En cualquier caso, hablando de todos en general para no señalar culpables, creo que en ningún caso ha afectado directamente a gráficos. Que en algunos de os casos se nos pudieran pedir cosas un poco peregrinas a mi entender, sí. Que se haya convertido en una costumbre o que hayamos tragado con todo, no. Quizá se ha añadido una alerta en la mente de los infografistas de pensar por qué razón hacemos las cosas, pero por mi experiencia creo que los infografistas, por haber tenido que labrarse un respeto por parte del resto de la redacción y tener que demostrar que son ta periodistas como cualquiera, son más reacios que los redactores a caer en la chorrada.
En este sentido, ¿hay riesgo de perder profundidad?
Hay riesgo, porque al final el dinero manda, pero creo que el nivel de riesgo está bajando. Cada vez los medios se dan cuenta de que las páginas vistas no son tan importantes, y que el tiempo de estancia es muy relevante. Y qué hay que mantener una imagen de marca. Y que hay que diferenciarse. Y que los anunciantes pagan más por un tipo de público que por otro.