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Los retos del periodismo lento


La calidad informativa está en entredicho en el contexto en el que el clickbait, los contenidos commodity y el periodismo diseñado por las Big Tech condicionan los modelos de negocio de los medios de comunicación. Es un panorama fast food que deslegitima la independencia de dichos medios y el desarrollo futuro de estos.

En 2008, Columbia Journalism Review publicó un artículo con el título ‘Overload!’, donde se describe una era de «sobreinformación». «La abundancia de noticias y la ubicuidad de la elección no se traducen necesariamente en un mejor entorno de noticias para los consumidores», concluía el artículo a través de un estudio de Associated Press. Un sistema más plural en cuanto a la oferta de plataformas y contenidos no estaba racionalizando el consumo, todo lo contrario. El consumo digital se estaba construyendo aún sin la plena abundancia de las plataformas sociales. 

Se configuraba la economía de la atención. La abundancia de información se había acelerado con los procesos de digitalización, haciendo más fácil que se produjera y compartiera. La atención se convirtió en este entorno en un valor y un bien escaso por el que las empresas deben competir. En ese contexto, es difícil atraer la atención de la audiencias y la atención es un prerrequisito de cualquier transacción económica.

En definitiva, como dice la especialista en marketing digital Ana Aldea, «en el pasado la información era escasa y por tanto valiosa, ahora la información es excesiva y lo que escasea es la atención. Este es el pilar de la economía de la atención».

Calidad y atemporalidad

No es de extrañar, por tanto, que en 2010 surgiera el ‘Slow Media Manifesto’, promovido por Benedikt Köhler, Sabria DavidJörg Blumtritt. El manifiesto instaba a periodistas y lectores a inspirarse en el movimiento ‘Slow Food’, que enfatiza la calidad y la atemporalidad. «Slow Media no se trata de un consumo rápido sino de elegir los ingredientes adecuados».

El manifiesto Slow Media insta a periodistas y lectores a inspirarse en el movimiento ‘Slow Food’, que enfatiza la calidad y la atemporalidad

Los medios de comunicación se han reducido a pelear por una parte cada vez menor de nuestra atención en línea. ¿La respuesta es, entonces, el periodismo a fuergo lento?

En tiempos de sobreinformación, paradójicamente, la audiencia está acostumbrada a una menor atención y al multitasking. Es la era del clickbait; del duopolio publicitario de Google y Facebook; de la adicción a los dispositivos móviles y al estar pernamentemene conectados y geolocalizados; a las breaking news y a las push notifications.

El periodismo lento es una respuesta a esta situación, alimentada por el creciente descontento con la experiencia de los usuarios ante las noticias en línea, según Michael Luo. El periodista del New Yorker ha escrito ‘The Urgent Quest for Slower, Better News‘ en el que aboga por esta tendencia. «Un propósito central del periodismo es la creación de una ciudadanía informada». Ahora mismo, el ecosistema informativo no consigue este objetivo clave, como afirma Luo.

«Un propósito central del periodismo es la creación de una ciudadanía informada»

Los medios de comunicación se han reducido a pelear por una parte cada vez menor de nuestra atención en línea. Como Facebook, Google y otras plataformas tecnológicas han monopolizado nuestras vidas digitales, las organizaciones de noticias han tenido que asumir un rol subsidiario, confiando en esos sitios para el tráfico. Esa dependencia ejerce una poderosa influencia sobre qué historias se persiguen, cómo se presentan, y la velocidad y el volumen con que se producen.

Es por este motivo que Michael Luo considera que hay una «búsqueda urgente de noticias más lentas y mejores. El sistema actual para la entrega de noticias en línea está roto y los lectores y los periodistas deberán trabajar juntos para encontrar uno nuevo».

El desafío

Para todas las organizaciones de medios, lento o no, es trazar un curso responsable y económicamente sostenible a través de este panorama de incentivos e ideales en conflicto. Las presiones de velocidad y volumen creadas por la era digital no se pueden ignorar, pero se pueden resistir.

La alternativa actual se configura creando un ecosistema mucho más sostenible teniendo en cuenta que debemos mejorar las condiciones de trabajo, los procesos y no dar por sentada la comercialización de los datos de los usuarios. ¿En qué nos debemos basar?

  • El periodismo lento mide la calidad a través de la producción, la presentación y los contenidos.
  • Pone énfasis en el consumidor activo, prosumers que quieren consumir y producir.
  • El periodismo lento es tanto decir como escuchar; es decir, estar atento y accesible a diferentes tipos de comunidades.
  • Se promueve la diversidad, la segmentación y la verticalidad de contenidos.
  • El periodismo lento promueve la calidad y el long tail.

De acuerdo, ¿y cómo se concretan estas ideas alrededor del periodismo lento? Recientemente, el periodista David Jiménez dejaba entrever en su libro ‘El Director‘ algunos de sus planes en una posible evolución de un medio ‘legacy’ como El Mundo hacia 2016: hacer un flujo de tres áreas en una redacción: breaking news, historias trabajadas en profundidad y grandes reportajes e investigaciones. Sentido común, el periodismo lento no puede ser adoptado sin una transición real y valiente. En el caso de Jiménez, su plan no se concretó.

El periodismo lento es la integración de un modelo global y la triangulación de comunidad, contenidos y desarrollo de negocio

A pesar de todo, los medios continuan pivotando alrededor de lo que denominan «contenido viral», perdiendo foco, perdiendo intención periodística. Y es que desde principios de siglo ha ido proliferando la idea de la convergencia, por ejemplo, entre redacciones de papel y digital, con mesas centrales (literalmente para mezclar a gente online y offline). Se ha variado el concepto físico de la redacción aunque los flujos de trabajo se han mantenido hacia una idea que lo digital era simplemente la rapidez. El periodismo lento no es cuestión solo de revistas o de papel. Es la integración de un modelo global de periodismo y la triangulación de comunidades, contenidos y desarrollo de negocio.

Potenciar la confianza

En mi opinión, el periodismo lento se concreta añadiendo valor a los medios actuales. Dotando de la centralidad de la audiencia en los procesos de configuración de los propios medios; adoptando como rutinas de producción los procesos de fact-checking; proyectando el periodismo de investigación y las nuevas narrativas; consolidando el engagement de la audiencia para crear vínculos profundos para identificar la calidad del producto y establecer la máxima confianza; y, sobre todo, adoptando nuevos modelos de negocio basados en estos vínculos profundos. Así por ejemplo, los modelos basados en las suscripciones y las membresías son fundamentales.

Y el periodismo lento no es una quimera. Sólo hay que fijarse en el documento fundacional de Tortoise, el nuevo medio que está promoviendo James Harding, ex director de BBC News, donde se cita el «lento suministro de noticias»:

«Estamos abrumados por la información. El problema no son solo las noticias falsas o las noticias basura, porque hay muchas cosas buenas, solo que hay muchas de ellas, y muchas de ellas son las mismas. La mayor parte tiene prisa. Mucho es parcial y confuso. Demasiadas personas persiguen las noticias, pero se pierden la historia. Ha hecho a la gente ansiosa y desconfiada. No es lo suficientemente divertido. No es de extrañar que todos nos hemos sentido desconcertados y, francamente, agotados.»

Por su parte, The Correspondent, el medio en inglés que empezará a publicar a partir de septiembre de este 2019, insiste en están «construyendo un movimiento para noticias radicalmente diferentes». Este medio surge como réplica global de De Correspondent, el medio de comunicación creado en Países Bajos a través de una idea muy clara de hacer un periodismo diferente, apoyado por una comunidad de lectores y de miembros que financian calidad por encima de cantidad.

Han pasado nueve años del ‘Slow Media Manifesto‘ y los principales puntos siguen siendo válidos. El slow journalism es una alternativa válida hacia el desconcierto creciente de los medios de comunicación tradicionales y los nativos que sufren sus primeros ajustes. Es una forma respetuosa ante lectores, oyentes y espectadores más complejos y que demandan mayor protagonismo y calidad. Es una apuesta real no solo para los magazines sino para un replanteamiento global de muchos medios de comunicación en sus rutinas de producción y sus modelos de negocio. Y es que la rapidez actual no es una cuestión económica solamente, es un toque de atención ante los criterios y la validación de la calidad de los productos periodísticos.

Paradójicamente habrá que pisar el freno para acelerar para construir el periodismo del siglo XXI.


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Miquel Pellicer

Periodista y antropólogo. Nacido el año en que murió Elvis. Educado en los medios de comunicación locales, es autor del blog MiquelPellicer.com. Actualmente, director de Comunicación Digital en la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). Anteriormente, director de Innovación de Interprofit; director de Estrategia y Comunicación en Grupo Lavinia. Otras palabras clave de su currículum: FC Barcelona, Mundo Deportivo, Ayuntamiento de Barcelona, Enderrock, Transversal Web. Galardonado en los Premios Blocs Catalunya 2010 y miembro fundador del BCN MediaLab. Autor de los libros 'Optimismo para periodistas' y 'La Comunicación en la era Trump'.

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