Cargando

Escribe para buscar

Periodismo en general

Asimetría informativa y desigualdades en la era digital

Ecosistema digitales, una mirada crítica

Un análisis sobre las desigualdades en el acceso al conocimiento en un mundo digital cada vez más fragmentado

La asimetría de información ha sido una constante histórica que ha influido en el destino de civilizaciones enteras. En su artículo ‘‘Information Asymmetry and the Fall of Mainstream Media‘, Spencer R. Scott analiza cómo la concentración del conocimiento en manos de élites ha llevado al colapso de sociedades como el imperio romano o los mayas. Este fenómeno no solo es relevante en un contexto histórico, sino también en la era digital actual, donde el acceso a la información está ampliamente democratizado, pero persisten desigualdades significativas.

Identificar las causas y manifestaciones de estas desigualdades es clave para abordar el problema y fomentar sociedades más equitativas y resilientes.

Causas de la desigualdad en el acceso a la información

Una de las principales razones por las que persisten las desigualdades en el acceso a la información es la brecha digital. A pesar de los avances tecnológicos, millones de personas aún carecen de acceso a internet de alta velocidad o dispositivos electrónicos adecuados. Esta situación es especialmente evidente en comunidades rurales y países en desarrollo, donde la infraestructura tecnológica sigue siendo limitada. Además, el costo asociado a estos servicios excluye a muchas familias de bajos ingresos de participar plenamente en el mundo digital.

Otro factor clave es la falta de alfabetización digital. Contar con acceso a la tecnología no garantiza que las personas sepan cómo usarla de manera efectiva. La educación desigual, tanto en el ámbito formal como en la formación específica para el manejo de herramientas digitales, afecta directamente la capacidad de millones para navegar en internet, identificar fuentes confiables y aprovechar los recursos disponibles. Este déficit es más pronunciado en comunidades marginadas y entre poblaciones más vulnerables, como las personas mayores.

En las plataformas digitales, los sesgos algorítmicos también desempeñan un papel en la perpetuación de las desigualdades. Los algoritmos personalizan la información que los usuarios reciben, priorizando contenido basado en intereses percibidos. Aunque esto puede parecer conveniente, en realidad refuerza las burbujas informativas y limita la exposición a perspectivas diversas. Además, la desinformación circula con mayor facilidad entre quienes carecen de habilidades críticas para evaluar la veracidad de lo que consumen.

Por otra parte, el modelo económico de internet también contribuye al problema. Muchas fuentes de información de alta calidad están protegidas por muros de pago, lo que significa que solo aquellos que pueden permitírselo tienen acceso a contenido relevante y preciso. Para quienes dependen de plataformas gratuitas, la experiencia está plagada de publicidad intrusiva y, en muchos casos, de contenido de menor calidad.

Además, el lenguaje y la diversidad cultural son otros elementos que generan barreras significativas. Gran parte de la información en línea está disponible solo en idiomas globales como el inglés, dejando a un lado a millones de personas que no dominan estas lenguas. Además, la falta de contenido adaptado a contextos locales reduce la relevancia del material para comunidades específicas, creando un vacío informativo.

La concentración del poder informativo también es un problema crítico, en resumidas cuentas. Un pequeño número de empresas tecnológicas controla gran parte del flujo de información en el mundo, lo que limita la diversidad de perspectivas disponibles. En algunos casos, estas empresas pueden restringir el acceso a fuentes específicas debido a intereses políticos o económicos, perpetuando asimetrías de poder.

Por último, la exclusión social refuerza estas desigualdades. Factores como la pobreza, la desigualdad educativa y la discriminación estructural afectan la capacidad de ciertos grupos para participar plenamente en el ecosistema digital. Las mujeres en determinadas culturas, las minorías y las personas mayores enfrentan barreras adicionales que limitan su acceso y aprovechamiento de las tecnologías digitales.

Manifestaciones de la desigualdad

Para entender cómo estas causas se reflejan en la práctica, es útil analizar cómo las desigualdades en el acceso a la información afectan a diferentes grupos y sectores:

  1. Educación: La calidad del acceso a herramientas digitales marca la diferencia en las oportunidades de aprendizaje. Estudiantes de comunidades marginadas tienen menos acceso a recursos educativos en línea.
  2. Salud: La asimetría informativa también afecta la capacidad de las personas para acceder a información confiable sobre salud pública, tratamientos y cuidados.
  3. Economía: La falta de competencias digitales limita las oportunidades de empleo y emprendimiento en un mundo cada vez más interconectado.
  4. Participación política: Las desigualdades en el acceso y comprensión de la información también restringen la participación ciudadana en procesos democráticos.

Hacia una solución: cómo identificar y abordar las causas

Resolver estas desigualdades requiere un enfoque multidimensional. Algunas estrategias incluyen:

Políticas públicas

  • Infraestructura digital inclusiva: Los gobiernos deben invertir en conectividad para zonas rurales y comunidades marginadas.
  • Educación equitativa: Es fundamental incluir competencias digitales en los currículos escolares desde edades tempranas.

Acciones corporativas

  • Responsabilidad algorítmica: Las empresas tecnológicas deben hacer transparentes sus algoritmos y evitar sesgos que perpetúen desigualdades.
  • Acceso gratuito a información crítica: Ofrecer acceso libre a contenidos esenciales como recursos educativos y noticias confiables puede marcar la diferencia.

Iniciativas sociales

  • Capacitación comunitaria: Los programas locales de formación digital pueden empoderar a grupos vulnerables.
  • Promoción de idiomas locales: Crear contenido en lenguas diversas es clave para una inclusión efectiva.

Participación ciudadana

  • Alfabetización mediática: Promover habilidades críticas para evaluar información puede reducir el impacto de la desinformación.
  • Empoderamiento colectivo: Los ciudadanos pueden exigir más transparencia y equidad en las plataformas digitales.

Medios de comunicación en crisis

En paralelo, los grandes medios, otrora titanes de la información, parecen estar atrapados en un ocaso inevitable. Como antiguos faros que iluminaban la esfera pública, han visto cómo su luz se debilita frente al brillo incandescente de las redes sociales. No se trata solo de una cuestión económica, aunque el modelo publicitario que los sostuvo durante décadas también tambalea. Es también una crisis de confianza: un público que ya no encuentra en ellos un reflejo de sus inquietudes y que busca alternativas más cercanas, aunque a menudo menos rigurosas.

Este desmoronamiento del mainstream media no es un simple accidente, sino el resultado de años de desconexión. Los medios tradicionales, con su lenguaje institucional y su mirada centralista, han perdido la capacidad de dialogar con un público fragmentado, diverso y, sobre todo, ansioso por sentirse escuchado. Mientras tanto, los nuevos narradores digitales, con menos recursos pero más audacia, han logrado capturar ese deseo de autenticidad, aunque a menudo al precio de sacrificar la verificación de hechos.

Así, nos encontramos en un cruce de caminos. La asimetría de información sigue creciendo, amenazando con profundizar las divisiones sociales, mientras los grandes medios luchan por reinventarse. Quizá la clave esté en encontrar un nuevo equilibrio: un espacio donde la tecnología no solo distribuya información, sino que también fomente la comprensión; donde los medios tradicionales recuperen su papel como garantes de verdad, sin perder de vista la importancia de la diversidad y la proximidad.

En este panorama incierto, una cosa es clara: el futuro de la información no está escrito. Pero si algo nos enseña esta historia es que las audiencias, más que nunca, son las protagonistas. Tal vez, en ese giro del relato, esté la esperanza de construir un ecosistema informativo más justo y equitativo.


Tags:
Miquel Pellicer

Periodista y antropólogo. Nacido el año en que murió Elvis. Educado en los medios de comunicación locales, es autor del blog MiquelPellicer.com. Actualmente, director de Estrategia Digital en la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). Anteriormente, director de Innovación de Interprofit; director de Estrategia y Comunicación en Grupo Lavinia. Otras palabras clave de su currículum: FC Barcelona, Mundo Deportivo, Ayuntamiento de Barcelona, Enderrock, Transversal Web. Galardonado en los Premios Blocs Catalunya 2010 y miembro fundador del BCN MediaLab. Autor de los libros 'Optimismo para periodistas' y 'La Comunicación en la era Trump'.

  • 1

Deja un comentario

Your email address will not be published. Required fields are marked *