Artur Mas v Ana Pastor: cuatro reflexiones

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En mis comienzos como periodista, en una entrevista a un político, ante dos o tres preguntas incómodas, el entrevistado paró la grabadora que teníamos en medio. Si las preguntas seguían por esos derroteros, no habría muchas más respuestas. Me quedé petrificado. Me condicionó pero me sirvió para aprender. Han habido muchas más entrevistas pero no he dejado que nadie más parara mi grabadora. Debemos buscar el respeto pero también la incisión.

Debería ser un notable ejercicio metafísico para los periodistas poder diferenciar su labor profesional y su papel ciudadano. El Objetivo de este domingo en el que Ana Pastor ha entrevistado al presidente de la Generalitat, Artur Mas, ha levantado numerosas opiniones en las redes sociales a favor y en contra del papel de ambos: periodista y político. Me gustaría compartir con vosotros algunas consideraciones.

1. Poca tradición de grilling

Parte de la polémica que ha despertado la entrevista por el papel de la entrevistadora vienen por una situación estructural en una democracia relativamente joven como es la español. Hay muy buenos periodistas pero no hay tantos buenos entrevistadores en España. La entrevista punzante, acosadora y dura, que en el mundo anglosajón se conoce como grilling, y que está representada por profesionales como David Frost o Jeremy Paxman, no es habitual. Por eso, ante posicionamientos como Jordi Évole, Mònica Terribas o la misma Pastor, no estamos acostumbrados. Lo curioso es que no estamos aconstumbrados ni como espectadores ni como periodistas. Habría que preguntarse el porqué.

2. Estilo ametralladora

Dejar hablar al entrevistado y respetar su silencio es de manual de periodismo. Uno de los principales reproches de Mas y de los espectadores a Ana Pastor ha sido que no le dejaba explicarse. Cierto es que este estilo de repreguntar al estilo de una ametralladora de Pastor no es un estilo que me guste. Hay ciertos apriorismos y leyendas urbanas con las que se construyen las repreguntas de Pastor que han sonado a reproches.

Me gusta el silencio y la ironía en la repregunta. Ahí es un maestro Jordi Évole, que muchas veces deja ‘retratados’ a los entrevistados con sus propias respuestas o intentos que las respuestas no suenen del todo surrealistas.

Eso sí, el estilo de Pastor es el mismo con Pablo Iglesias que con Esperanza Aguirre. No hay sorpresas aquí.

3. Entrevista en directo

La corrupción y el supuesto 3% ha centrado una parte de la entrevista. La periodista de La Sexta Cristina Pardo decía en Twitter que «el discurso de Mas sobre la corrupción de CDC es igualita a la del PP». Creo que no ha sido así, ni por palabras ni por actitud. Artur Mas tiene un discurso seguro y tiene muchas tablas a corta distancia. No le asustan las entrevistas en directo en televisiones españolas. Y se nota. Pastor puede intentar acorralarlo pero no es nada fácil. Y es que el objetivo del movimiento independentista en Catalunya pasa por la internacionalización del ‘Procés‘, ya sea en la BBC, la CNN o, como no, en medios españoles.

El President no rehuye el cuerpo a cuerpo, todo lo contrario que el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, cuyo mandato ha estado caracterizado por las pocas incursiones en los medios de comunicación y por las comparencias mediante la pantalla de plasma en medio del chaparrón del Caso Bárcenas.

4. Trabajo de campo

Como antropólogos no podríamos hacer un estudio de un fenómeno sin un trabajo de campo, in situ y con testimonios de los implicados. En el campo del periodismo español, no obstante, es dificil encontrar contenidos que escapen de las tertulias de plató. Gran parte del miopismo sobre el Procés català pasa por considerarlo una «aventura de Mas y Convergència», más que un proceso social y transversal. El Objetivo ha vuelto con una entrevista de nivel a un personaje de nivel pero puede que, como ya pasó con Un Tiempo Nuevo de Cuatro con Silvia Intxaurrondo -que también entrevistó a Mas- se queden con una visión sesgada. Falta pisar la calle catalana para entender de donde vienen los centenares de miles de personas que se movilizan en cada convocatoria de la Assemblea de Catalunya o Òmnium Cultural. Mas es un buen orador pero su oratoria no es el factor principal de las movilizaciones. Hay que venir y contarlo.

Debemos ejercer como ciudadanos pero también como periodistas, los que lo seamos. Es un buen ejercicio para la profesión separar nuestro criterio personal de lo profesional. Avanzaremos como periodistas y demócratas.

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