Apuntes de comunicación sobre la matanza en Christchurch
Al menos 50 personas han muerto y más de veinte han resultado heridas de gravedad en un ataque terrorista a dos mezquitas de la localidad neozelandesa de Christchurch. Brenton Harrison Tarrant, un australiano de 28 años, es el presunto autor de esta nueva acción ultraderechista a nivel mundial.
Los ataques se produjeron a primera hora de la tarde en dos mezquitas situadas en el centro de Christchurch, la mayor ciudad de la Isla Sur del país, en el día del rezo musulmán del viernes. El atacante, con ropa militar, grabó durante 17 minutos la matanza en una de las mezquitas y lo retransmitió en directo en Facebook, donde se podía ver cómo disparaba a bocajarro contra numerosas personas y cambiaba al menos dos veces de cargador.
Este «ataque terrorista» tiene unas implicaciones a nivel de la comunicación que me gustaría subrayar más allá del uso de las redes sociales. No es un detalle menor y hay que observar el planteamiento de comunicación desde un sentido amplio.
1. Atención al lenguaje de videojuegos y memes
Brenton Tarrant difundió en directo en la Red cómo fusilaba a decenas de fieles a través de una cámara dispuesta en su casco. Tarrant usó LIVE4, una aplicación que vincula una cámara GoPro al teléfono móvil y de ahí a Facebook Live. A pesar que la principal red social del mundo eliminó la grabación, las réplicas con el vídeo se pudieron encontrar fácilmente después del atentado.
Kevin Roose en el New York Times calificaba la acción en Nueva Zelanda como un «asesinato en masa de y para Internet«.
Roose recuerda que las imágenes del asesino incluían un «Recuerden, muchachos, suscríbase a PewDiePie«, algo propio de los meme difundidos a través de Internet. Se trata de una «trampa explosiva», diseñado para captar la atención de los medios de comunicación, asegura el columnista del periódico estadounidense.
En la era en que Fortnite hereda el trono de los juegos de guerra que van desde ‘Wolfenstein 3D’ a ‘Doom’, hasta el ‘Call of Duty’ o ‘Battlefield’. Existe un vínculo claro entre estos juegos de ‘shooting’ y lo que pretendía el autor (o autores) de la matanza. Aunque no nos podemos quedar simplemente en culpabilizar en la cultura de los videojuegos, como no pudimos culpabilizar a la televisión o al cine bélico de las muertes y acciones del pasado.
El odio supremacista es anterior a los foros de Internet aunque está creciendo a través de estos canales
Los motivos de la matanza son complejos y aún no conocemos todos los detalles. Lo cierto es que la violencia antimusulmana no es sólo un fenómeno online y el odio supremacista es anterior a los foros de Internet aunque se ayuda a través de estos canales. Además, manejar juegos de táctica militar no te convierte en potencial asesino de masas.
2. De los vídeos de Estados Islámico al live streaming
Hay una evolución en el manejo de los canales audiovisuales que impregna la acción antiislámica en Nueva Zelanda. En pleno apogeo del Estado Islámico hace cuatro años, surgieron diferentes análisis sobre el uso de las redes sociales y del lenguaje audiovisual por parte de este grupo terrorista. En una entrevista en 2015, David Barrancos, analista de THIBER, afirmaba que la estrategia de comunicación del ISIS se fundamentaba en cuatro pilares: «infundir el terror, animar a sus correligionarios en Irak y Siria, generar un efecto llamada en Occidente y forjar alianzas y lealtades con otros grupos yihadistas».
El Estado Islámico llegó a tener 40 productoras, cinco revistas y una radio. Se difundieron centenares de vídeos de sus asesinatos y la calidad de sus producciones eran algo habitual. En este caso la postproducción era un sello de calidad que audiovisualmente no pueden tener los vídeos en directo, aunque la idea bebe de las mismas fuentes.
El discurso del odio se entrelaza entre radicales de signo totalmente diferente: del islamismo radical a la ultraderecha supremacista
3. El papel de las empresas tecnológicas
Facebook, YouTube y Twitter están luchando para detener la propagación de imágenes que parecen mostrar una masacre en las mezquitas en Nueva Zelanda.
El manifiesto de Tarrant fue publicado en Twitter y el ataque anunciado en el foro de mensajes en línea 8chan y transmitido en vivo en Facebook. Las imágenes se volvieron a reproducir sin cesar en YouTube, Twitter y Reddit, ya que las plataformas se apresuraron a quitar los clips casi tan rápido como aparecían nuevas copias para reemplazarlos.
En un comunicado en Twitter y Facebook anunciaron que habían «eliminado rápidamente las cuentas de Facebook e Instagram del tirador y el vídeo», y estaba eliminando los elogios y apoyo al ataque. Por su parte, YouTube dijo que estaba «trabajando de forma vigilante para eliminar cualquier filmación violenta» del ataque. Reddit dijo en una declaración que estaba eliminando «contenido que contiene enlaces a la transmisión o manifiesto de vídeo».
Facebook indicó que durante las primeras 24 horas posteriores al atentado se retiraron 1,5 millones de vídeos en todo el mundo, 1,2 millones de los cuales fueron bloqueados cuando eran cargados
Nueva Zelanda es una estación más del largo camino de las compañías tecnológicas contra el discurso del odio. No ha sido hasta 2019 que los ingenieros han modificado el algoritmo de Youtube para que la red de vídeos deje de sugerir vídeos sobre teorías conspirativas.
La comunicación no verbal. Gestos y simbología. Del gesto supremacista al velo de la primera ministra neozelandesa
4.El manifiesto de Tarrant, diseñado para la viralización
El australiano Brenton Tarrant es el autor de un manifiesto de 74 páginas en donde explica por qué ha perpetrado el atentado en Nueva Zelanda. En esas páginas, colgadas en una cuenta de Twitter que ya ha sido borrada, Tarrant dice que se ha inspirado en Anders Behring Breivik, el terrorista noruego que en julio de 2011 mató a 77 personas en Noruega y que afirmó que no se sentía culpable porque a veces hay que «cometer una barbarie para frenar otra aún mayor”. El terrorista australiano asegura que quería «crear una atmósfera de miedo» e «incitar a la violencia» contra los musulmanes.
Lo cierto es que hay un plan de medios detrás de este manifiesto. Y para buscar la polétmica. ‘Shitposting’ es un término de argot que se usa para describir el acto de publicar contenido para trolear y provocar una reacción de las personas que atiendan la comunicación directa.
Escribe Taylor Lorenz en The Atlantic que «los asesinos en masa han explotado durante mucho tiempo los entornos de medios en los que operan. El ‘Asesino del Zodiaco‘ ganó notoriedad al persuadir a los periódicos a publicar sus mensajes crípticos».
Por su parte, ‘La sociedad industrial y su futuro‘ fue el manifiesto escrito bajo el seudónimo de ‘Freedom Club’ por Theodore Kaczynski, alias Unabomber. Bajo aquel nombre, «El club de la libertad» en castellano, Kaczynski reivindicó una serie de envíos de cartas bomba y el asesinato de Thomas Mosser.
Tarrant, a nivel de distribución a través de los canales sociales, e incluyendo numerosas referencias y keywords de la cultura pop, ha querido potenciar con la mayor potencia sus actos amplificados por la Red.
5.Los límites periodísticos ante el discurso del odio
Al igual que el Parkland, el tirador de Florida mencionó al asesino de Sandy Hook, el tirador de Christchurch también hizo referencia a otros asesinatos provocados por los puntos de vista de la supremacía blanca como el de Utøya (Noruega). En este contexto de ‘contagio’, numerosas voces del ámbito del periodismo han salido al paso de no potenciar la publicidad sobre los detalles de la matanza de Christchurch.
Mathew Ingram escribe en el Columbia Journalism Review sobre los límites deontológicos en la cobertura de matanzas perpetradas por terroristas: ‘New Zealand massacre: Journalists divided on how to cover hate‘.
¿Cómo informar sobre las acciones provocadas por los discursos del odio sin propagar ideologías supremacistas o radicales? Es una pregunta difícil de responder según Ingram. Lo cierto, no obstante, es que en el siglo XXI lo que debemos tener en cuenta es que ni periodistas ni medios de comunicación tienen el monopolio de la información. «La información está en todas partes instantáneamente, y los medios ya no tienen el tipo de rol de guardián que solía tener. Al mismo tiempo, la prensa tiene la clara responsabilidad de no verter gasolina en un ardiente estallido de racismo en Internet que parece estar barriendo el mundo», afirma Mathew Ingram, redactor jefe en Columbia Journalism Review.
6. La comunicación no verbal tras la masacre
Dos imágenes valen más que mil palabras. Mientras que Tarrant se apunta a la simbología supremacista a través de un movimiento de dedos, la primera ministra neozelandesa, Jacinda Ardern en su visita al lugar del incidente vistiendo un pañuelo shayla sobre su cabeza, mostrando respeto a la comunidad islámica. Ardern, que se convirtió en la primera ministra más joven con 37 años, es todo un icono para la política y el feminismo.
El presente artículo no pretende sentar cátedra sobre ninguno de los temas tratados. Todo lo contrario, recoge diferentes opiniones que se han publicado en las últimas horas y que ayudan a entender el valor del periodismo ante el odio, la xenofobia y el supremacismo. En los tiempos actuales, la educación y el periodismo son fundamentales para la democracia y contra las visiones totalitarias. Los discursos contra la alteridad promovida por políticos como Trump, Orban, Le Pen, Abascal o Salvini deben ser combatidas con información de calidad, rehuyedo de las teorías de la conspiración o la desinformación.
Artículos a tener en cuenta
The March of White Supremacy, From Oklahoma City to Christchurch
The Roots of the Christchurch Massacre