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¿Cómo está impactando la desinformación sobre la crisis del coronavirus?


Este post se publicó el 11 de febrero y se ha actualizado el 5 de abril de 2020.

Casi nadie podía preveer el 31 de diciembre de 2019 cuando China alertó sobre los primeros casos de neumonía provocados por un brote en la ciudad de Wuhan que cuatro meses después estaríamos ante la peor pandemia del último siglo. Pero lo que sí se ha ido dibujado en los últimos años es el enorme impacto de la desinformación a escala global diseminada por un cada vez más complejo ecosistema de comunicación aumentado a través de medios de comunicación digitales, plataformas tecnológicas y redes sociales.

A principios de 2020 ya detectamos el impacto que la desinformación estaba provocando en nuestras vidas y, de forma macro, a la geopolítica global. El coronavirus, no obstante, ha aparecido como un enorme punto de inflexión o como identifica Nassim Taleb, como un cisne negro.

«Necesitamos combatir la información errónea sobre el virus de la misma manera que estamos combatiendo el virus en sí mismo: con un enfoque comunitario«, dice la profesora de Comunicación en la Universidad de Syracuse Whitney Phillips en Wired. No hay que escatimar esfuerzos, añado en mi opinión.

El peligro de la infodemia

No es que las llamadas fake news hayan aparecido a raíz de las elecciones estadounidenses. Es más las noticias falsas siempre han existido. El hecho es que este ecosistema del que hablamos hace que su difusión global sea cada vez más exponencial. Y la desinformación no es cuestión solo de aspectos políticos o financieros. Hemos descubierto de forma sorprendente que la salud se ha convertido en el ámbito con mayor impacto en cuanto a desinformación. Es sintomático que a principios de febrero cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) aún no hablaba del coronavirus actual como Covid-19 ni como pandemia, ya alertaban del peligro de infodemia en la crisis del virus.

Hemos descubierto de forma sorprendente que la salud se ha convertido en el ámbito con mayor impacto en cuanto a desinformación

El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, aseguró en febrero que «la evolución del brote del coronavirus dependerá de la medida en que se haga llegar la información correcta a la gente que la necesita». La OMS ha realizado un esfuerzo enorme para difundir toda la información posible para frenar la pandemia y pronto detectó la necesidad de luchar contra las teorías conspirativas (desde acusaciones de genocidio hasta supuestas curas, pasando por la especulación sobre su verdadero origen y las siempre dañinas opiniones de los antivacunas), la desinformación y la intoxicación mediática (por intereses partidistas o por estrategias de clickbait) consciente o inconsciente.

El brote de la desinformación: cómo actúa

Un desafío para las plataformas sociales

El Covid-19 se está convirtiendo, decíamos en febrero… en verdad, se ha convertido en un desafío mayúsculo para la población mundial pero igualmente para los profesionales de la comunicación. Los periodistas debemos tener en cuenta algunas preguntas clave que surgen estos días de forma exponencial y rápida. Por ejemplo, la desinformación sobre este ámbito de la salud se están extendiendo rápidamente: ¿están Facebook, YouTube y Twitter a la altura del desafío? Es lo que se planteaba Casey Newton en The Verge. Y la verdad es que la respuesta es un sí a medias…

Se han detectado hasta el momento millones de cuentas falsas o bots que reproducen mensajes interesados a través de las redes sociales y que desinforman sobre el coronavirus. Corremos un grave riesgo ante este aluvión de noticias falsas que buscan crear alarma social y/o sacar provecho económico. Vemos esta desinformación como algo que sirve para obtener rédito monetario, por ejemplo, en algunos focos de la ultraderecha de Estados Unidos. Escribí sobre los casos Infowars, Alex Jones y Tom Kawczynski (no confundir este último nombre con Theodore Kaczynski, Unabomber) hace unos días en el artículo titulado ‘Trump, la ultraderecha de los EE.UU. y el coronavirus‘.

Corremos un grave riesgo ante este aluvión de noticias falsas que buscan crear alarma social y/o sacar provecho económico

Así se protegen las plataformas tecnológicas contra la desinformación sobre el coronavirus. Estos esfuerzos se focalizan en cambios en los algoritmos para encontrar menor contenido sobre teorías de la conspiración y mayor incidencia en los equipos de verificación. Pero es un trabajo complejo, muy complejo.

Lo que es dificil de combatir, por otro lado, es la imbecilidad humana: ‘Los indignantes posados de ‘influencers’ con mascarillas que circulan por las redes‘. Algunos ciudadanos han aprovechado para compartir fotografías con la voluntad de ‘alertar’ del peligro del coronavirus… En fin. 

Julia Carrie Wong, por su parte, reflexiona en The Guardian sobre la desinformación que se está produciendo en la Red a través de falsas informaciones sobre el brote de este virus. Dice Wong que «lo que hace que sea aún más desalentador que los agentes de desinformación en este caso no fueran bots rusos o trolls de QAnon. Eran periodistas»

Para evitar esta desinformación creciente en temas sanitarios, hay que atender a fuentes creíbles y autorizadas. Los especialistas reclaman atender a cuentas oficiales para informarse sobre la nueva epidemia.

Para los expertos de Naciones Unidas y otras organizaciones, «los Gobiernos están obligados a proporcionar información confiable en formatos accesibles para todos, especialmente aquellos con acceso limitado a internet o con alguna discapacidad».

Desde la Comisión Europea se insta a combatir la desinformación a través de una estrecha cooperación con las plataformas online. «Estamos animándolas a promocionar las fuentes autorizadas, a degradar los contenidos que hayan sido verificados y resulten ser falsos o engañosos, y a suprimir los contenidos ilícitos que puedan ser perjudiciales para la salud».

Y decíamos anteriormente, que es fundamental que los esfuerzos para combatir la desinformación se vinculen a luchar contra las acciones orquestadas así como los efectos polinizadores de los que, indignados o no educados en la contrastación de información, distribuyen información dañina para la verdad.

Herramientas contra la desinformación

En este sentido, a través de este blog hemos ido publicando diferentes artículos que vienen a buscar soluciones contra la desinformación:

Las herramientas contra las fake news

Identificación de deep fakes

Periodismo y verificación de datos contra las noticias falsas

Guía sobre la manipulación audiovisual

Recursos oficiales

Por otra parte, como subrayamos, es importante idenficiar un conjunto de recursos oficiales contrastados contra la desinformación. Aquí algunas fuentes interesantes a tener en cuenta:

WAN-IFRA: Managing the newsroom and wider publishing challenges during COVID-19

– Agencia Sinc: Manual de supervivencia informativa a la crisis del coronavirus.

– Salud sin Bulos: Crecen los bulos sobre el coronavirus.

El nou coronavirus: algunes respostes i moltes preguntes | Institut de Salut Global de Barcelona

– Centro Johns Hopkins de Ciencia e Ingeniería de Sistemas: Mapa interactivo.

– Maldito Bulo: Mitos sobre el coronavirus desmentidos por la Organización Mundial de la Salud.

– European Centre for Disease Prevention and Control (ECDPC): Geographical distribution of 2019-nCov cases globally.

– Organización Mundial de la Salud. Preguntas frecuentes sobre los nuevos coronavirus.

– Ministerio de Sanidad, Bienestar y Consumo. Neumonía por un nuevo coronavirus (2019-nCov) en China.

– Canal Salut, Generalitat de Catalunya: especial Coronavirus (2019-nCoV).

– Naciones Unidas: emergencia global del coronavirus

– NHS: Advice to travellers returning from China + Coronavirus: latest information and advice.

– Newtral: Los datos disponibles, en tiempo real, sobre las infecciones y muertes por Coronavirus

– El Pais: Los bulos del coronavirus, un peligroso brote de confusión y desconfianza.

Un gran desafío para los fact-checkers

«El Covid19 es el mayor desafío que los verificadores de hechos hayan enfrentado», dice Cristina Tardáguila, directora adjunta de la The International Fact-Checking Network (IFCN). El Reuters Institute constata que el reto es mayúsculo. Un proyecto de verificación de hechos como Maldito Bulo recibe actualmente entre 1.500 y 2.000 peticiones de verificación por día, según explica Clara Jiménez, editora del proyecto. La IFCN coordina la Alianza #CoronaVirusFacts que está sumando esfuerzos (más de 100 verificadores de todo el mundo) para hacer frente a los retos que se dibujan actualmente.

El enorme esfuerzo se ha cristalizado con una impresionante base de datos con los bulos que circulan en todo el mundo. Dicha base de datos se articula por diferentes parámetros y se puede consultar tanto en inglés como en español.

El confinamiento nos está permitiendo observar la evolución de la pandemia desde muchos puntos de vista. Este artículo como no podría ser de otra manera también irá evolucionando para avanzar en el combate contra la desinformación que nos impacta, que se aprovecha de nosotros y que nos pone en riesgo como ciudadanos.


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Miquel Pellicer

Periodista y antropólogo. Nacido el año en que murió Elvis. Educado en los medios de comunicación locales, es autor del blog MiquelPellicer.com. Actualmente, director de Comunicación Digital en la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). Anteriormente, director de Innovación de Interprofit; director de Estrategia y Comunicación en Grupo Lavinia. Otras palabras clave de su currículum: FC Barcelona, Mundo Deportivo, Ayuntamiento de Barcelona, Enderrock, Transversal Web. Galardonado en los Premios Blocs Catalunya 2010 y miembro fundador del BCN MediaLab. Autor de los libros 'Optimismo para periodistas' y 'La Comunicación en la era Trump'.

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